dimanche 12 décembre 2010

ESCRITURAS AXIOLÓGICAS EN "EL TRUENO ENTRE LAS HOJAS", Eric Courthès



ESCRITURAS AXIOLÓGICAS EN EL TRUENO ENTRE LAS PÁGINAS
Eric Courthès,
CRIMIC SAL LA SORBONA
eroxa_courthes@hotmail.com


A mi hermanita Anala de Santoña.
“El azar repite siempre sus jugadas. Quien quiera burlar el azar sólo debe memorizar sus leyes. Son las más simples y las más complejas del universo .”


A) Guaraní y español: oralidad versus escritura

No cabe la más mínima duda de que la escritura de Roa Bastos es totalmente dual , basándose en un entorno lingüístico bilingüe: guaraní/español, bipolaridad en la cual la utopía sería la lengua indígena, pues lo bueno, y la distopía, la lengua de los conquistadores, pues lo malo, y cuya aporía sería el jopará, un tercer elemento neutral pero no neutro, ya que prefigura la lengua paraguaya de mañana…
Los cuentos de El trueno entre las hojas lo muestran a las claras, de hecho, entre todas las producciones roabastianas son las más bilingües, sobre todo en los diálogos en que los personajes, paraguayos humildes expresándose en español paraguayo coloquial, en guaraní y en jopará , dejan aflorar en sus discursos préstamos y calcos procedentes de la lengua indígena .

Empero, aquella dualidad no sólo se vislumbra en la lengua sino también en la narrativa, en efecto, como ya lo demostré en otras partes , el arte narrativo de Roa oscila entre dualidad y unidad, amén de muchas otras combinaciones transtextuales, que estudiaremos más adelante.
En los mitos también, vuelve a asomar aquella rica dicotomía, por ejemplo, en el cuento “La tumba viva”, en que la hija de un estanciero latifundista, Alicia Morel, desaparece raptada por el Yasy-Yatéré y vuelve a aparecer quince años después, hecha un huesito que parece ramita, medio mineral y medio vegetal, en la copa de un guapo’y .
Del ámbito guaraní, de la oralidad, surgen aquel monstruo y aquel árbol, ambos tienen la particularidad de ser duales, el Yasy-Yateré por sus pies vueltos, que no dejan huellas claras en “la tierra blanda de los plantíos ”, y lo hacen inasible, igual que el Pyta-Yovai , de doble talón, o algunas etnias del Chaco, como los Ayoreos cuyos miembros llevan sandalias de punta y talón cuadrados y pues resulta imposible encontrar por dónde se metieron al monte .
Pero lo interesante en el ejemplo ya citado de “La tumba viva”, es la inversión y resemantización del habitual eje bien-mal, o sea guaraní-español. En efecto, el Yasy-Yateré es un monstruo, no obstante, si bien la hija de Morel es una víctima, semejante dolor por la ausencia de su hija para un padre no puede sino simbolizar el duro castigo simbólico del autor a su personaje latifundista, el cual se pasó toda la vida negándoles los más elementales derechos a sus peones y pues viene encarnando la imagen del mal en este cuento.




B) Vida y muerte

Como lo acabamos de ver, vida y muerte forman también una dicotomía importante en la obra de Roa, la vida-muerte del guapo’y y la de Alicia Morel, la vida-muerte del Dictador Francia en Yo el Supremo, la vida-muerte del chico narrador de “Lucha hasta el alba”, la de Nonato también, sobran los ejemplos que evidencian la naturaleza prosopopéyica de la prosa de Roa.
Sobran los cuentos de El trueno entre las hojas en que vida y muerte son dos universos paralelos e intercomunicados, por ejemplo en “El viejo Señor Obispo”, con aquella representación literaria del verdadero tío del autor, muerto muy vivo que no sólo se rebeló contra el latifundismo creando un periódico sino que también era el obispo de los pobres, quienes acudían a su casa a comer una vez por semana. En la última de estas veladas, el cura rebelde no se conforma con su defunción y vuelve a aparecer durante la cena…
En “El trueno…” desde luego, con aquel sindicalista superviviente, Solano Rojas, que sale ciego de la cárcel y que es un vivo-muerto que “lo ve todo”, p. 183 y por cuya voz están hablando “vivos y muertos”, p. 180. Aquel muerto-vivo es un personaje excepcional que “monta guardia desde la muerte”, p. 184 y cuya alma sobrevive en su acordeón -que suena por el cauce del río, “cuando no hay luna”, p. 161- y que tal como un Caronte , hace pasar a los vivos de una ribera a otra del Tevikuary , río de fantasmas si los hay en la obra de Roa.
También se nota aquella rica dicotomía vida-muerte en los “esqueletos a caballo”, p. 180, la temible tropa del patrón del ingenio, Harry Way, que harán de represores de la huelga, y nos hacen pensar en los peones de “La tumba viva”, vistos como “espectros cobrizos”, p. 155, o en algunos personajes tan espectrales también del uruguayo Horacio Quiroga, en sus Cuentos de la selva. Es de notar también en este cuento, la resurrección textual de Gretchen, p. 182, pp. 183-184, el personaje central de “Carpincheros”, que de niña encandilada y raptada por los Carpincheros pasa a ser un ente mitológico: Yasy Möröti , la Luna Blanca, la Reina de “cabellos bañados de luna” de los gitanos del agua, p. 181, que encabeza el incendio del ingenio con ellos, al lado de Solano que se enamora por siempre de ella y cuyo acordeón seguirá sonando por ella, para siempre , en el paso del río que lleva su nombre…


C) Infancia e inocencia versus madurez y culpabilidad:

Son muchísimos los personajes niños en la obra de Roa y suelen pasar de vida a muerte o de muerte a vida, tal como la canoa de Solano-Caronte pasa de una ribera a otra del río y nos lleva como lectores a una tercera orilla, a una aporía más en la obra de Roa…
Como ya lo vimos, la Gretchen de Carpincheros es modélica en este aspecto, la llevan río abajo los gitanos del agua y vuelve a aparecer cual divinidad guaraní, Luna Blanca, en el penúltimo cuento epónimo: El trueno entre las hojas.
Con Pirulí pasa lo mismo pero al revés, en efecto, con el garrotazo que le da su madre en la cabeza al final del cuento, no se sabe si salió vivo o no, el pícaro del trapiche, por hacerle creer a su mamá, que el molino le había tragado el brazo cuando lo tenía escondido en su blusa…
La muerte es el hilo conductor de la obra, de hecho, pasamos de la del Viejo Señor Obispo a la de Timó Aldama en “El ojo de la muerte”, el mismo personaje pasa al cuento siguiente: “Mano cruel”, bajo los rasgos de Críspulo Gauto y no termina ahí su carrera sino en “La rogativa”, casi al final del libro, dado que Poilú, el personaje de otro cuento, es su hijo.
Igual que Pirulí, Poilú es un personaje de niño, cuya inocencia compite tenazmente con su picardía, y cuya muerte prematura está escrita de entrada, en su comportamiento de “bestezuela” que come tierra y larvas en el bananal. Siendo niña, se atreve a ser la única amiga de Felipe Tavy, el viejo loco del pueblo, en tiempos de sequía, y al final del cuento se tira al río en busca de la “flor del yasy-möröti ”, porque el viejo le había dicho que cuando brotara del cauce del río, terminaría la sequía.
Echándole la culpa al viejo, la gente del pueblo lo mata apedreándolo y coincide su ejecución con la vuelta de la lluvia.
En fin, las dicotomías muerte-nacimiento, niñez-adultos, inocencia-culpa, siempre van juntas en la obra de Roa, en este aspecto, el caso más llamativo y arquetípico tal vez sea el increíble personaje-narrador-autor de Miguel Vera, en Hijo de hombre.
En otros cuentos del libro que nos ocupa, estas temáticas vuelven a aparecer como ejes fundadores, es el caso en “Regreso”, “Galopa en dos tiempos”,” El Karuguá” . Los adolescentes o los niños en esta obra, al estar confrontados con un gran peligro, de tipo sexual o sobrenatural muy a menudo, o al enfrentarse directo con la muerte, así es el caso de Amelia, la hija del Doctor, en “ Esos rostros oscuros “, de Poilú, en “La rogativa”, o de Alicia Morel, en “La tumba viva”, tienen un destino trágico, que bien podría reflejar la inmensa frustración de un pueblo paraguayo, cuya juventud fue sin cesar truncada por las guerras y las dictaduras, a lo largo de su historia…

D) Explotados y explotadores:

El viejo Señor Obispo y sobre todo Solano Rojas, son los personajes que más se destacan en la obra, por su voluntad de romper el esquema de dominación social y laboral vigente en el Paraguay en esa época. Son los representantes humildes pero incorruptibles de los pobres, de los vencidos, de los dominados y explotados, sean pordioseros o peones. En efecto, “el cabecilla de la huelga ”, que salió ciego de la cárcel, nunca se da por vencido y como ya lo vimos, su ánima en pena sigue sonando en su acordeón, más allá de la muerte.
En cambio, en “La tumba viva”, Fulvio Morel y su padre, “El Karaí Rogá, son los arquetipos de los explotadores, indiferentes al sufrimiento ajeno, al de los “espectros cobrizos” cuyos hijos desaparecen, raptados por el Yasy Yatéré. Ni la propia nodriza negra del latifundista se salva de ser apaleada cuando el Monstruo feudal se entera de que desapareció también su hija, Alicia. Ni la hermana de Fulvio, se merece en su corazón de fiera joven, de aprendiz de Monstruo inhumano, cierta consideración, él mismo le aconseja a Alicia que vaya a afrontar al Monstruo peludo y giboso….
En “El trueno…”, no faltan tampoco los Monstruos, más inhumanos aún que el propio Yasy Yatéré, que de existir, no pasaría de error y perversión de la naturaleza…
Por ejemplo, Simón Bonavi, el enano panzudo, que goza onanista del tufo a rapé de sus bolas , también sus capataces secuaces, el alemán y el mulato, Eulogio Penayo, nombrado comisario del Gobierno por sus buenos servicios de esclavista de los peones.
En ese mundo regido por la corrupción y el poder de los rifles y latigazos, sólo los carpincheros se zafan del esquema explotador-explotado, los gitanos del agua están libres, incorruptibles . De ahí también su increíble auto intertextualidad, al comienzo del libro raptan a Gretchen de niña y vuelven a aparecer con ella, para liberar a Solano Rojas y quemar el ingenio al final.
Tienen su propio mundo, a orillas de los ríos y monte adentro, vuelven cíclicamente , igual que el relato de Roa, para la Noche de San Juan, pero dos veces irrumpen en el mundo real para sacar a Gretchen de su familia y darle lo que más soñaba, vivir como ellos. Y sobre todo para terminar con la esclavitud de los peones, sus mujeres violadas, “su sangre humeando ”, los ciento diez guachazos que recibe el pobre Solano de castigo, abren y cierran los ciclos de la historia y de las historias, son sin lugar a dudas el motor narrativo y social de aquel precioso libro de cuentos inaugural de Roa.
Igual que el meteorito de la escritura en Yo el Supremo, resulta ser el trapiche que los pobre peones arrastran como bestias de cargo desde la estación hasta el ingenio , no sólo las dos enormes masas simbolizan la esclavitud de los oprimidos sino que son al mismo tiempo mitemas de su obra y algotextos que lo van recorriendo, participando otra vez de su increíble endotextualidad .
Después del asesinato del capanga mulato, Eulogio Penayo, (se supone que por la mujer muy calentona del director alemán de la fábrica, Max Forkel), y de su despido, le sucede otro dueño, una especie de cow boy yanqui, Harry Way, flanqueado de cuatro matones muy patibularios, y desde luego los empleados van de mal en peor.
Es de recordar también en qué condiciones trabajan, no cobran dinero real sino bonos para comprar a precios altísimos sus semillas, herramientas y comida, que sólo sirve en el almacén de la estancia. Nunca se salvan de su deuda con ese sistema que los ata por siempre al feudo.
O sea que el ciclo del mal no tiene fin y no puede terminar sino en el incendio del instrumento de la opresión: el ingenio, el encarcelamiento de los montoneros y, por último, la caída al río del viejo Solano ciego….
Obedecen desde luego aquellos trágicos acontecimientos a la presión de los hombres para cambiar su destino pero también al “misterio terrible del azar” . En efecto, (y aparece esta idea fuerte dos veces en “La tumba viva”, enmarcando el relato, en la primera y última página), todo está como prefijado, una fuerza enigmática lo rige todo, más allá de la lógica y de la voluntad humana…
Por supuesto, al toparnos con esta última categoría , rozamos con la noción de Dios pero siendo yo, (y creo que también fue el caso de don Roa pese a la religiosidad aparente de su obra), agnóstico, creo que más vale citar el maravilloso texto de don Augusto en lugar de entrar en arenas anegadizas del conocimiento…

“En los tenaces y secretos caminos que ascienden desde el plomo hasta el oro, o degeneran de la lluvia hasta el barro, de la virtud a la corrupción, de la culpa al castigo, de la indiferencia a la desesperación, todos los momentos, aun los más aparentemente triviales, deben de estar prefijados .”

“Y sus azules ojos infantiles [los de Alicia] siguieron encendiéndose en las campanillas azules, cuando de su cuerpo angelical que había fascinado nupcialmente al monstruo no quedaba ya otra cosa que su pequeño esqueleto subiendo lentamente en su leve mortaja hacia la gota de fuego del cardenal que había de vindicarla quince años más tarde, hacia la secreta razón de unas mutaciones prefijadas, hacia los enloquecidos ojos de su hermano .”

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