mardi 22 mars 2016

AIMÉ BONPLAND: LA AVENTURA VITAL DE UN CIENTIFICO EJEMPLAR, POR FERNANDO AÍNSA

AIMÉ BONPLAND: LA AVENTURA VITAL DE UN CIENTIFICO EJEMPLAR Fernando Aínsa Pocas veces se puede leer una biografía en la que el autor esté tan compenetrado con la vida, el paisaje y el medio donde ha vivido el personaje del que narra su periplo vital, como la que nos ofrece Eric Courthès en este “viaje sin regreso” del botánico Aimé Bonpland 1. Placer inmenso el sumergirse en las tierras paraguayas donde el famoso científico francés estuvo confinado por el dictador Francia, revivir su existencia en las Misiones de la Argentina y esas incursiones en “la tierra purpúrea” que Hudson por esos años había inmortalizado en una emblemática novela sobre el Uruguay, La tierra purpúrea, que el autor nos procura. Placer contagioso, porque Eric Courthès ha vivido también en esas tierras, las ha recorrido con el mismo entusiasmo que lo hiciera Bonpland, habla desde “dentro” de un paisaje vivenciado en forma entrañable; nos describe la naturaleza, sus plantas y árboles, que Bonpland inventarió con minucia, con idéntica devoción. Documentado, abundante en notas de agradable lectura, lejos de la erudición farragosa de un académico, Courthès nos devuelve a esos años en que Bonpland, primero acompañando a Humboldt en su búsqueda de la unión del Orinoco con el Amazonas y luego solitario explorador del Paraguay y las Misiones, donde vivió hasta su muerte, intentando negocios y plantaciones sometidas a los avatares políticos de la época en una región convulsa, con guerras civiles y caudillos de volubles alianzas. Courthès conoce esa historia de primera mano y con estilo ágil y envolvente nos conduce en los meandros de la vida de Bonpland desde su muerte hasta sus orígenes en las tierras marítimas de la Rochela, donde había nacido. En ese remontar el tiempo, al modo de El viaje a la semilla de Alejo Carpentier, nos brinda un panorama de las ideas científicas de la época, del sobreviviente romanticismo que acompaña la curiosidad de aquellos buenos discípulos de la Ilustración que encontraron en tierras americanas un magnífico laboratorio y un mundo inédito, apenas inventariado. Época memorable, de héroes entregados con pasión a una vocación científica de la que la historia no siempre ha hecho un justo reconocimiento. Bonpland no ha tenido en Francia el merecido eco que su obra merecía. Courthès nos lo recuerda al describir las dificultades económicas en que vivió y la justicia que pareció llegarle, finalmente, en la misma tierra donde estuvo prisionero de ese dictador que dominó el Paraguay durante décadas y que el escritor Augusto Roa Bastos inmortalizó en Yo, el supremo, esa novela donde el propio Bonpland es personaje. Con hábil intertextualidad, Courthès acude a sus páginas para retrazarnos la ambigua relación que unió al botánico y su carcelero. Bonpland, al vivir en esas tierras que los conquistadores españoles habían bautizado como “el paraíso de Mahoma”, no pudo evitar ser un amante generoso en sus afectos y dejó una reconocida descendencia. Eric Courthès lo recuerda con contagiosa alegría que anima la biografía de un hombre que no solo se dedicó a describir y dibujar hojas y plantas, sino a ser un jocundo y vital personaje de su tiempo. Recomendable desde todo punto de vista esta biografía de Aimé Bonpland merecería una mayor difusión. Hombres así, espíritus curiosos y aventureros como este pionero explorador americano, ya no existen. Solo revividos como lo hace este otro gran aventurero e inquieto viajero que es Eric Courthès, es posible redescubrir un tiempo donde la tenaz curiosidad acompañaba a viajeros que inventariaban un mundo que era realmente un “Nuevo Mundo”. Zaragoza, marzo 2016 1 Eric Courthès, Le voyage sans retour d’Aimé Bonpland, explorateur rochelais (París,L´Harmattan,2010),http://www.editions-harmattan.fr/index.asp?navig=catalogue&obj=livre&no=31196. Hay una edición en español Memorias de un muerto, el viaje sin retorno de Amado Bonpland Asunción,Servilibro,2010, http://www.servilibro.com.py/libreria/productos/memorias-de-un-muerto-el-viaje-sin-retorno-de-amado-bonpland

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