jeudi 12 août 2010
"Memorias de un muerto", por Alejandro Maciel
LA NOVELA DE ERIC COURTHÉS:
Parece interesante iniciar una obra narrativa con una serie de consideraciones acerca de la muerte. Ya sabemos que cuando el lúcido occidente judeocristiano pudo convalecer y curar del tabú del sexo no fue sino para descubrir que detrás estaba un enigma mucho mayor: la muerte, que había fundado todas las religiones del planeta, había resucitado tras las cenizas del sexo. Esta verdadera “documenta mortis” nos recibe en el libro de Eric Courthés, una novela biográfica sobre Aimé Bonpland, el exhaustivo estudioso de la vida.
Digo novela biográfica porque, aunque a través del texto y los paratextos, el autor cambie constantemente el narratario, todos los hechos acerca de la vida de Bonpland están casi obsesivamente señalados, respaldados y documentados. La novela se deja leer casi sola, basta abrirla y fijar la mirada, porque la vida de Bonpland está lejos de aquella idea del sabio de gabinete que nos imaginamos.. Alguien que conoció y trató de tú a tú a Simón Bolívar, José de San Martín, Gaspar Francia, Pancho Ramírez, Rivadavia, Juan Pujol, Pedro Ferré y Napoleón Bonaparte (entre otros y otras…) no puede ser el coleccionista neutral que vive encerrado en un herbario. Y esta vida aventurera del personaje Bonpland apasiona al autor, Eric Courthés, que mueve las piezas de la obra en un orden cronológico pero partiendo de un tiempo inexistente, desde el testimonio de la muerte, desde la muerte misma que es, como todos sabemos, la cesación de todo tiempo en la penumbra y la inmovilidad.
Desde ese espacio de desconciertos la voz (o la escritura) de Bonpland-personaje empieza cuestionando a quien lo quiso asesinar post-mortem. Eric Courthés, francés, charentés como Bonpland, mezcla episodios, personajes de otras novelas, retazos biográficos, encuentros, diálogos, reflexiones y ese todo conforma el universo ficcional de la narración.
Si bien Eric Courthés escogió una trama imaginaria para narrarnos la vida de Bonpland, la sintaxis narrativa utilizada, la selección de hechos, la causalidad y secuencia de los mismos, todo está tomado de la biografía de Aimé Bonpland y sirven exactamente a una fiel lectura de la vida del sabio y al mismo tiempo al propósito estético de la obra.
Quizás el rasgo más perdurable de esta lectura de “El viaje sin retorno de Amado Bonpland” sea el de la cristalina amistad entre Bonpland y Alexander Humboldt que entra y sale del relato, pero siempre permanece como trasfondo de la fidelidad mutua entre ambos sabios, reflejo inequívoco de la fidelidad consigo mismos, que no conoce de celos y desconfianzas detrás de la gloria.
Las conflictivas relaciones familiares de Bonpland, desde “Les Chauvins hasta La Malmaison” no eclipsan el eje del argumento, que se vuelve apasionante, y en el que la contundencia de una matanza de indios camino al Orinoco alterna con las delicadas descripciones de un brote o una flor.
¿Dónde está el narrador del relato?, tienta preguntarnos. Una feliz combinación de evocaciones y testimonios, de confesiones y conversaciones, vuelve ubicua la voz narrante a pesar del hilo de la primera persona que parece dominar la obra. Otro aspecto que no quiero dejar afuera es el entusiasmo por Latinoamérica que Eric infunde al personaje tanto como el personaje infunde a Eric. La descripción, por ejemplo, de la isla Martín García, que el autor visitó, despliega todo un arsenal de sensaciones que nos sitúan en ese tiempo ya fuera del tiempo y en ese espacio que (como yo) no conocemos. La fallida experiencia de La Candelaria, el encierro en Tevikuary (adonde lo encarcelara Gaspar Francia durante 10 años)… toda la novela está construida con el encanto de un pasado desconocido sobre un hombre aún más desconocido para la mayoría. Esa vida llena de peripecias hace avanzar la trama de la obra, y pareciera como esas fatalidades de las tragedias griegas, en las que la voluntad humana tiene poco margen porque hay un destino implacable que se antepone a la visión del hombre, como si la infausta historia de Latinoamérica encarnase repentinamente en un extranjero, como es el personaje y como es el autor.
Alejandro Bovino Maciel
9 de agosto 2010, Biblioteca Nacional Argentina.
http://www.servilibro.com.py/v2/detalles_libro.php?id_catalogo_libro=1004
Inscription à :
Publier les commentaires (Atom)
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire