vendredi 10 juin 2011

"Escribir es como ser basurero", Hernán Rivera Letelier













Hernán Rivera Letelier




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"Escribir es como ser Basurero"

"Los trenes se van al purgatorio" se llama la cuarta novela que Hernán Rivera Letelier acaba de presentar y que ya amenaza con replicar el éxito de "La reina Isabel cantaba rancheras".
Con la sencillez brotándole por los poros, este autodidacta de las letras nos relata su intensa y tropezada vida. Una que partió bajo el sol achicharrante de las salitreras, lo llevó a vender diarios, a dormir a la intemperie para conocer el mundo y lo devolvió a las estrecheces de la pampa antes de convertirlo en contador de historias y best seller.

por Mónica Cuevas Urízar

Durante esta semana Hernán Rivera Letelier ha debido acostumbrarse una vez más a los flashes y las cámaras, y terminar de acomodarse a eso de que le llamen "escritor".
..... El lanzamiento de "Los trenes se van al purgatorio", su cuarta novela , lo ha tenido en el centro de la noticia, no sólo porque los ávidos lectores de sus éxitos previos -"La reina Isabel cantaba rancheras", "Himno del ángel parado en una pata" y "Fatamorgana"- agotaron en un santiamén la primera hornada de ejemplares, sino porque la vida misma de este autodidacta de las letras es tan sabrosa como sus relatos.
..... Sabrosa aunque teñida de rigores. Hernán Rivera vio la luz hace medio siglo, en medio del infortunio de un padre originalmente campesino que emigró al desierto para probar suerte en el "oro blanco". La oficina salitrera Algorta fue el escenario para la vida de esa familia de nueve hijos y para la posterior inspiración del entonces pequeño Hernán.
..... -Eramos pobres como ratas, pero fue una infancia muy feliz; la pasé a `pata pelá' en la pampa, persiguiendo lagartos y remolinos de arena y haciendo la cimarra para ir a la estación a ver partir y llegar los trenes...
..... "Teníamos nuestra casa, si se puede llamar casa a esos barracones que nos daban para vivir; eran de calamina, sin piso, y estaban divididos en comedor, cocina y dormitorio. Ahí vivíamos; en verano hacía un calor terrible y las calaminas ardían y crepitaban con el sol, y en invierno se congelaban y era un frío tremendo también. Pero así y todo lo pasé bien porque mis padres eran gente buena, gente del sur".
..... A los rigores de la pampa se sumaba la disciplina de un hogar evangélico en el que la radio, las fiestas y las salidas al cine u otras diversiones estaban vedadas. Tal vez por eso Hernán era un niño ensimismado y tímido, aunque en su corazón anidaba una rebeldía que, años más tarde, lo haría desafiar al mundo, pero que por ese entonces asomaba en pequeños detalles.
..... -Un día, cuando estaba en segundo básico, nos preguntaron qué sueños teníamos. Todos mis compañeros querían ser pilotos de guerra, ingenieros, doctores y arquitectos. Yo, para ir contra la corriente, dije "yo quiero ser basurero"... Y ahora pienso que esto de escribir es un poco eso: recoger recuerdos, visiones y restos de historias, reciclarlos y convertirlos en arte.

CON CAÑA DE PESCAR

..... -Yo aprendí a leer en el libro "Lea". Recuerdo que había dos páginas que me fascinaban y las leía y releía solo, en voz alta. No sabía que era poesía. Hace un tiempo me compré un ejemplar del libro y vi que eran extractos de un poema de Rabindranath Tagore, que se llama "La Playa", y algunas estrofas de "El Tren"; y yo me acuerdo que leía tratando de darle ritmo de tren.
..... "Soy un convencido de que Dios, la Divina Providencia o lo que sea le entrega a uno un don que tenemos que descubrir. No nos da un pescado, sino una caña de pescar, y para pescar hay que aprender, sacrificarse, hacerse oficio, mojarse las patitas. Eso es el talento y hay que trabajarlo con constancia, fe en uno mismo, queriendo pulirse. Ahí viene el oficio y la técnica", reflexiona.
..... Pero pasaron varios años antes de que Rivera pudiese dar rienda suelta a su talento. Cuando bordeaba los once, la oficina Algorta terminó sus faenas, cerró, y dejó a la familia de brazos cruzados. El padre decidió que partirían a Antofagasta, pero a los 15 días del arribo su mujer murió repentinamente, víctima de una araña de rincón.
..... Los hermanos menores de Hernán se fueron con las hermanas casadas de vuelta a una salitrera, pero el "tímido rebelde o rebelde tímido" -según su propia definición- se negó a partir y decidió quedarse solo en la ciudad, viviendo en una suerte de ruca instalada en el patio de una iglesia evangélica. El padre, que trabajaba en una mina y regresaba cada 15 días, lo comprendió y dejó que buscara su rumbo.
..... De motu proprio el niño se transformó en vendedor de diarios. "Pero a veces me encontraba con una exposición de pintura o de escultura y me olvidaba de vender", recuerda casi sorprendido por esa omnipresencia de la sensibilidad artística en su vida.
..... Con lo que ganaba de los diarios comía en el centro y hasta se las arreglaba para entrar al cine. "Como en Algorta no me dejaban ir, aquí me hice un cinéfilo crónico. Los miércoles daban las rotativas: entraba a las dos de la tarde y no salía hasta la una de la mañana para ver tres veces las tres películas. Como a las seis hablaba con el portero, salía a comprar pan y mortadela y me metía de nuevo al cine".
..... Tres años estuvo en la Antofagasta dormida, hasta que la pampa lo llamó de vuelta. Esta vez para trabajar, en María Elena, como mensajero para la empresa Anglo Lautaro (hoy Soquimich). De ahí, al cumplir los 18, entró a un taller eléctrico. "En eso estaba cuando una tarde, pensando, me doy cuenta de que no conozco nada más en el mundo que la pampa y Antofagasta, y que el país se me oscurecía para el norte y para el sur".
..... Las ansias de aventura lo consumían y partió a caminar sin rumbo. "Anduve tres años aventurando. Hacía dedo para un lado y si no me llevaban, hacía dedo para el otro. Daba lo mismo".
..... Así recorrió Chile de punta a cabo tres veces y se paseó por Bolivia, Perú, Ecuador y Argentina. "Cuando llegaba a una ciudad o a un pueblo no sabía dónde iba a dormir, a quien iba a conocer o si iba a comer o no, y no me importaba. Era joven, el mundo era mío y yo era inmortal".
..... Sobrevivía con invitaciones. Eran los últimos años de la década del 60 y los mochileros debutaban en caminos y carreteras.
..... "Ser uno de ellos era la sensación. Llégabamos a un pueblo y la gente nos iba a buscar para invitarnos. Las muchachas se enamoraban de nosotros como de los marinos. Hasta que empezaron a mochilear personas no muy honradas y el asunto se maleó", recuerda.
..... -Como era joven, bello e inmortal, si quería fumar y no tenía, me acercaba a cualquier mujer en la plaza y con mi mejor sonrisa le decía: "¿no se me habrán quedado mis cigarrillos en tu cartera?"..., ¡no fallaba nunca! Y cuando el hambre arreciaba, me iba a un restaurante y le ofrecía a la dueña limpiar los vidrios por un plato de comida.
..... Estando en Arica conoció a un compañero de ruta que tenía la mala costumbre de amistarse con lo ajeno y se había robado una radio en una feria. En la noche, esperando a Morfeo en la playa, escucharon la voz estereofónica del programa "Sólo para Románticos", que invitaba a los auditores a mandar poemas. Los mejores se premiarían al final de la semana.
..... Más preocupados por las tripas y el cigarro que por el programa radial, no le dieron mayor importancia al asunto hasta que escucharon que el primer lugar sería galardonado con una cena para dos personas en el hotel "El Morro".
..... -Cuando escuché la palabra comida me bajaron las musas y dije "yo puedo hacer un poema". Nunca había escrito nada ni había tenido un libro de poesía en mis manos (salvo los versos de los libros del colegio), pero tuve la convicción absoluta de que podía hacer un poema y que me iba a ganar esa cena.
..... En la mochila guardaba un cuaderno donde pegaba fotos y postales, "lo agarré y me senté ahí mismo a escribir mi primer poema, inspirado en una pololita que había dejado en la pampa. Me salieron cuatro páginas; al día siguiente lo fuimos a dejar a la radio".
..... Esperaron con la oreja atenta el resultado del concurso. "Cuando el locutor comenzó a leer mi poema como ganador del primer premio, con mi amigo nos abrazábamos y hasta nos fuimos a meter al agua con ropa. Lo tragicómico fue al día siguiente, porque con la pinta de hippies que teníamos no nos dejaban entrar al hotel, que era elegantísimo, con puros tipos de terno y corbata y señoras de largo con peinados englobados. Tuvimos que llamar a la radio para que nos ayudaran y, a regañadientes, nos dejaron entrar".
..... Ese primer encuentro con la pluma lo atraparía y no lo dejaría en paz durante el resto del viaje. Ni de la vida.

A PRUEBA DE BALAS

..... Estas andanzas en las que Hernán Rivera descubrió su don por las palabras duraron hasta mayo del ´73, cuando volvió a Antofagasta y encontró a su padre muy cerca de la muerte. "El viejo me pidió que sentara cabeza, que me dejara de andar por ahí. Me ofreció conseguirme pega en Mantos Blancos, donde él trabajaba. Yo vi que se moría pronto, así es que acepté, volví a la pampa y me casé con una niña de 17 años; yo tenía 24".
..... Pronto partió a Pedro de Valdivia, donde estaban "los rudos" del salitre.
..... -Entrábamos a trabajar a las seis de la mañana, pero como salíamos a las dos teníamos toda la tarde libre. Mis amigos se iban a la fonda, a jugar rayuela... yo me dediqué a escribir, pero me di cuenta de que iba a sacrificarme mucho porque no tenía educación.
..... Se matriculó en la escuela nocturna y sacó séptimo y octavo básico y después, en Inacap, obtuvo su licencia de enseñanza media. Paralelamente descubrió una biblioteca en Pedro de Valdivia y se puso a leer como un loco. Teniendo como inspirador a Nicanor Parra escribió poesía durante casi 15 años y ganó 26 concursos.
..... Desarrolló una capacidad de concenración a prueba de balas cuando la escasez de viviendas en la salitrera lo obligó a vivir en la estrechez de una pieza en la que sus hijos veían tele, su esposa cocinaba, y él, al medio, escribía apoyado sobre una pequeña mesa.
..... En 1988 editó artesanalmente "Poemas y Pomadas" y comenzó a darse cuenta de que sus versos resultaban anecdóticos y con finales de cuento; entonces se largó a llenar páginas de margen a margen.
..... Una tarde se sentó por primera vez a escribir algo sobre la pampa, calculando que el tema le daría para unas 15 o 20 páginas. "Pasé la 20, la 30, la 40 y dije "tate: esto va a ser una novela". Y después de cuatro años salió `La reina Isabel...' "
..... Ese mismo año -1994- la envió al concurso del Consejo Nacional del Libro y la Lectura; ganó, firmó contrato con Editorial Planeta y el escrito salió a la venta el 23 de diciembre.
..... "Desde ese día, la vida me dio una vuelta de carnero. Me he convertido en el hombre más feliz del mundo; hago lo que me gusta, vivo de eso y lo gozo. No he cambiado mi forma de vivir ni mis amigos, pero me siento más seguro de mí mismo, ya no tengo que preocuparme de que no voy a tener pan para mis hijos mañana".
..... Vive en Antofagasta junto a su señora -"que me mima, me cuida y me soporta" -disfrutando más que nunca a sus cuatro hijos y a su "nieta y media".
..... "Soy la persona más antimetódica que hay. Despierto en la mañana y no sé lo que voy a hacer; escribo a la hora que se me para el lápiz", dice con una risa socarrona.
..... -Tengo dos records: 14 horas y media escribiendo sin levantarme del computador, y el otro, a la inversa, un día en que lo único que hice fue encenderlo, buscar el capítulo, la frase, agregar la coma que faltaba y apagarlo.
..... Pese a su asumida indisciplina, sus relatos del desierto se han transformado en un verdadero fenómeno literario. Y aunque "Los trenes se van al purgatorio" amenaza con seguir varias semanas entre los best sellers, Hernán Rivera todavía se sonroja un poco cuando lo llaman "escritor".
..... "Yo soy un contador de historias, un tipo que no sabe nada de teoría. Escribir es como hacer el amor. Yo no sé nada sobre el amor, simplemente lo hago, y no sé nada de literatura tampoco, simplemente la hago".



en El Mercurio
Sábado 22 de julio de 2000
Dibujo: Jimmy Scott





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letras.s5.com , proyecto patrimonio, HERNAN RIVERA LETELIER: "Escribir es como ser basurero", Entrevista por Mónica Cuevas Urizar, en El Mercurio. sábado 22 de julio de 2000.


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