lundi 19 mai 2014
'' EL MITO DE LA ISLA [PARAGUAYA]'', POR LORENA SOLER
Papeles de trabajo
. Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad
Nacional de General San Martín. ISSN: 18
51
-
2577. Año 3, nº 6, Buenos Aires, agosto de 2010.
Dossier
:“Paraguay: reflexiones mediterráneas”.
1
¿El mito de la isla? Acerca de la construcción del desconocimiento y la
excepcionalidad de la historia política del paraguay
Lorena Soler
1
Resumen
:
El presente artículo reflexiona
sobre ciertas
ideas
-
fuerza
plasmadas en
relatos
sobre el
Paraguay que c
ont
ribuyen
al
supuesto del
desconocimiento
o la
excepcionalidad
del
caso. Se analizan los sentidos políticos y las matrices teóricas utilizadas a la hora de
abordar
la historia política reciente del Paraguay
,
indagando sobre las imágenes y
relatos de la pluma
de algunos filósofos y/o viajeros del siglo XVII y XVIII y la primera
y precaria elite cultural paraguaya de fines del siglo XIX, continuando hasta el presente
en las formas de explicar, finalmente, el orden social en el Paraguay.
Palabras clave
:
Paragua
y
–
historia política
–
intelectuales
-
historiografía
Introducción
Los conflictos epistemológicos son siempre, inseparablemente, conflictos políticos: así, una
investigación sobre el poder en el campo científico podría perfectamente incluir sólo cues
t
iones
de índole epistemológicas
(
Bourdieu,
200
0
:78)
.
Constituye
un lugar común entre los científicos sociales afirmar que la historia del
Paraguay es la menos estudiada, rasgo al que aludía
Augusto
Roa Bastos al describir
que su país es una isla rodead
a de tierra. Dicho
desconocimiento
se torna más sugestivo
si se considera, por ejemplo, que Paraguay fue
escenario
de dos guerras internacionales
-
Guerra de la Triple
Alianza (1865
-
1870)
y
Guerra del Chaco (1932
-
1935)
-
,
de
consecuencias políticas y económi
cas todavía determinantes para los países vencidos y
vencedores, que sufrió, como se suele
caracterizar
, una de las dictaduras más largas de
América Latina
(1954
-
1989)
o que contiene unos de los movimientos campesinos más
1
Socióloga.
Magíster en Investigación en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires (UBA),
doctoranda (UBA) y becaria CONICET, todas las instancias baj
o la dirección del Dr. Waldo Ansaldi.
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:“Paraguay: reflexiones mediterráneas”.
2
intensos de la región
.
Sin embargo
, aún as
umiendo y verificando la escasez
de trabajos
sobre
el
Paraguay, todo científico social está obligado a explicar dicho
desconocimiento
,
sobre
todo si
intenta
llevar adelante un abordaje teórico de
l
objeto de estudio
a
construir.
Pues bien, u
n país e
n sí mismo no
representa
un objeto de est
u
dio: no basta
con asumir
al “Paraguay”
como objeto epistemológico para que el mismo exista como
tal.
Las lí
neas siguientes son un
primer
intento
-
ni exhaustivo ni concluyente,
sino
exploratorio
-
de
interrogar
la
p
remisa
del
desconocimiento
. E
s decir, los sentidos
políticos y
las
matrices teóricas utilizadas a la hora de abordar, especialmente,
la
historia política reciente del Paraguay
, indagando cómo esas primeras imágenes y
relatos sobre el “páramo”, de la pluma
de
algunos
filósofos y/o viajero
s
del siglo XVII y
XVIII y
de
la primera y precaria e
lite cultural paraguaya de fines del siglo XIX,
continúa
n
presentes en las formas
de
e
xplicar
, finalmente,
el orden social
en
el
Paraguay
.
De este modo, el presente artíc
ulo invita
a
reflexionar
acerca de
cómo
algunas ideas
-
fuerza de
aquello
s
relatos sigue
n
aún
contribuyendo a
l
desconocimiento
y
explicando la
excepcionalidad
como elementos en los cuales debería residir la ausencia del
interés, al
menos que
las ciencias soc
iales asuman
que
,
per se
,
el destino geográfico
explica
el
problema.
Historia
s
corta
s
,
producciones
breves
El primer rasgo que prevalece, e
n una mirada de largo aliento acerca de la vida política
paraguaya
,
es la alternancia entre
prolongados
períodos
de
autoritarismo
con etapas de
alta inestabilidad política
y la ausencia de alternancia política partidaria como resultado
de elecciones
.
Tal
inestabilidad se torna más sugestiva si se la confronta con la
temprana aparición de ciertos elementos de la democrac
ia política, como las
pretensiones universalizantes del derecho al sufragio (1870), los legendarios y
duraderos partidos políticos (1887) e,
inclusive, el predominio de la elite política sobre
la e
lite militar.
Sólo nueve presidentes fueron militares
;
sin
embargo, accedieron al
poder por medio de partidos políticos o fracciones de
los mismos
. Así, y a excepción de
las experiencias políticas más autónomas de los partidos políticos, la Revolución
Docente e investigadora en Historia Social Latinoamericana. Instituto de Estudios de América Latina y el
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3
Febrerista (1936) y
los inicios de la dictadura
militar de Higi
nio Morínigo (1940
-
1946),
la vida política transcurrió entre dos partidos políticos, el Partido Liberal y el Partido
Colorado o
Asociación Nacional Republican
a
(
A. N. R
) o por fracciones intrapartidarias
de éstos
2
Asimismo, la mayor parte de la vida polí
tica independiente del Paraguay estuvo
sometida a guerras con países latinoamericanos, a
dos guerras civiles (1922 y 1947) y a
largos gobiernos
autoritarios. La estabilidad del régimen político se logró bajo la Guerra
de la Triple
Alianza (1865
-
1870),
la G
uerra del Chaco (1932
-
1935) y
bajo los mandatos
de
cuatro presidentes
:
José Gaspar Rodríguez de Francia
, los López
-
Carlos Antonio y
Francisco Solano
-
y, por último, el
General Alfredo Stroessner
(1954
-
1989)
.
.
Aún cuando
una mirada desprevenida podrí
a
subs
umir
la historia política paraguaya
a
dos guerras
,
a
cuatro
presidentes y
al
constante fracaso
de un proyecto democrático
liberal
(por lo menos hasta 1989)
,
la historia política de
l Paraguay
no muestra rasgos
singulares diferentes a los
particulares de
otr
os países de América Latina.
Sin embargo,
las condiciones políticas internas no fueron las más favorables para la
recreación
de una
e
lite intelectual.
E
l aislamiento autoimpuesto de José Gaspar de Francia y su larga
historia independiente
de exilios políti
cos
,
sumado a
las peculiaridades que
adopta la configuración de la e
lite
política paraguaya imposibilitó, también, la conformación de un campo intelectual
propio y autónomo
3
Cuando han existido,
l
as producciones científicas
estuvieron
principalmente cent
radas
en la historia colonial
(
especialmente las misiones jesuitas
)
, la yerba mate como base de
la economía de exportación de la colonia, el impacto del Real Estanco de Tabaco y la
puesta en circulación de moneda, la posición subordinada en el mercado colo
nial y
,
posteriormente,
en
la ausencia
de salida oceánica comercial. En el estudio del
proceso
independentista, más allá de los destacados y auspiciosos
intentos actuales por una
renovación interdisciplinaria
,
las consideraciones ideológicas han convertido
a la
.
Caribe, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
2
El Partido Liberal estuvo en el poder desde 1904 a 1936 y desde 193
7 a 1940; el Partido Colorado, por
su parte, gobernó desde 1887 a 1904 y desde 1947 a 2008.
3
Argentina, o Buenos Aires para ser más específicos, fue un lugar “elegido” para el exilio y donde se
formó parte de la elite intelectual paraguaya, siendo una de
las experiencias más paradójicas los 400
paraguayos que ingresan a las filas del ejército argentino para enfrentar el orden despótico y bárbaro de
Francisco Solano López. Este recorrido no se agota con la guerra. Durante el régimen stronista Buenos
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4
interpretación en un campo donde se dirime
n
las posicio
nes francist
a y antifrancista
(Areces, 2007)
.
Es decir, u
n
a
historia narrada en registro
s
de figuras y héroes.
Es posible afirmar que por tratarse de un acontecimiento único en el escenario
latin
oamericano en términos de duración, número de víctimas y consecuencias políticas,
la Guerra de la Triple Alianza es el tema que ha monopolizado las producciones de la
historia y de las ciencias sociales
. A ello se sumó el momento crucial
de gestación
de la
guerra
, a las puertas de la conflictiva definición de un relato nacional. Tal es así que,
aún siendo representaciones deudoras del siglo XIX
,
re
sultan todavía muy cotidiana
y
simbólicamente productivas para explicar
los conflictos políticos en lo
s
inicios
del siglo
XXI
4
Sin embargo, dicha
s producciones se realizaron
,
la mayoría de las veces
,
bajo contextos
atravesados por estrictos posicionamientos ideológicos: el revisionismo histórico en
Argentina y el lopismo en Paraguay.
Además, e
n la década de 1960,
muchos de esos
relatos oficiales sobre la Guerra de la Triple Alianza
, en plena Guerra F
ría y con el
adicional triunfo de la Revolución Cubana, fueron propicios para la lectura en clave
imperialista de la Guerra Grande, enmarcada luego en el movimiento rev
isionista de la
década del sesenta, finalmente fortalecida por la teoría de la dependencia
.
5
Sólo en los últimos años, frente al desamparo de paradigmas interpretativos que habían
moldeado las formas de
interpretar
la guerra en términos de parroquianos y t
raidores,
.
Aires f
ue sede de los principales partidos políticos y el sitio donde se organizaron algunos de los grupos
armados contra la dictadura.
4
Las estelas del conflicto bélico siguen aportando a los debates actuales sobre la integración regional y
alimentando las iden
tidades nacionales. Muestra de ello son las declaraciones de la Presidente de la
Nación, Dra. Cristina Fernández, en ocasión de la firma del tratado del Banco del Sur el 9 de diciembre
de 2007, calificándola como “La Guerra de la Triple Infamia”. Un tiempo
antes, y en otro sentido, el
diario
Clarín
reproduce parte de una nota de la
Folha de Sao Paulo
, que bajo el título “La Guerra de la
Triple Alianza quedará en secreto” (
Clarín
, 17/12/2004: 48
-
49) anunciaba que el gobierno de Luiz
Ignacio da Silva había de
cidido no hacer público los archivos secretos de la guerra, dado que sólo serviría
para reavivar antiguos conflictos. En la visita oficial del Gobierno del Paraguay a Brasil, el 18 de octubre
de 2008, Martín Almada solicitó nuevamente la apertura y devoluc
ión de los archivo profanados por
Brasil en ocasión de la guerra. Ver diario
Clarín
de la fecha.
5
Entre los exponentes de esta teoría figuran las obras de León Pomer (1968)
La Guerra del Paraguay:
¡Gran negocio!
, Ediciones Calden, Buenos Aires y Atilio Ga
rcía Mellid (1963)
Proceso a los
falsificadores de la historia del Paraguay
, Theoría, Buenos Aires. Interpretaciones recientes sobre la
Guerra de la Triple Alianza (Doratioto, 2004) han cuestionado agudamente las interpretaciones en clave
imperialista demo
strando, entre otras cosas, el escaso aporte de capitales ingleses en la contienda e
inclusive las intenciones diplomáticas inglesas de ofrecer colaboración a Solano López, desestimando la
“incompatibilidad” entre la política liberal al estilo europeo y el
capitalismo estatal paraguayo de los
López. En los originales de las cartas robadas en el transcurso de la Guerra Grande puede leerse la
posición de Inglaterra tal como demuestra Francisco Doratioto. Para un trabajo lúcido y exhaustivo sobre
el desarrollo
del campo historiográfico y los relatos nacionales sobre la Guerra de la Triple Alianza, ver:
Brezzo (2004).
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:“Paraguay: reflexiones mediterráneas”.
5
aparecen nuevas
reflexiones y renovaciones historiográficas
preocupadas,
inclusive
,
por
la
relación
entre guerra y cultura
(Alcalá Rodríguez, 2006; Areces, 2007; Brezzo y
Figallo, 1999 Brezzo, 2004, 2005; Cuarterolo, 2004; Doratioto, 2004; Pottha
st, 2006;
Salles, 2003)
.
Estos nuevos aires
,
que no se suscriben só
lo al estudio de la
G
uerra
Grande
y que
prometen
auspiciosas
reflexiones
sobre el orden social paraguayo,
probablemente
estén
motivados por un nuevo contexto político regional
6
: l
a
necesid
ad
de
repensar el Estado
en América Latina
debido a
la inauguración de las libertades políticas en el Paraguay y
en la región, la extensión del sistema científico de investigación y
postgrado
argentino y
el entusiasmo que ha despertado la incógnita y origi
nal figura del actual presidente
Fernando Lugo
7
.
De la
democratización de la sociedad participa también la
democratización de la
s
ciencias
, en su
s
contenido
s
, metodologías
,
fuentes, procesos de
escritura y
reclutamientos profesionales
.
No siempre fue así
.
Paraguay también como utopía
.
Jesuitas, viajeros y filósofos
Más allá de la imagen que
se ha cultivado
de Paraguay,
este país
ha sido tierra de
p
royecciones míticas y utópicas, testigo
de
diversos experimentos políticos y culturales
y fuente de la reflexi
ón de filósofos del siglo XVIII
y XIX
.
Paraguay
impulsó a la hermana de Friedrich Nietzsche a marchar
con su reciente esposo
Bernhard Förster y catorce familias
para fundar una
colonia aria
a principios de 1886
.
Además, en 1887 y
luego de su primer paso p
or Misiones,
pudo atraer
al suizo
Moisés
Santiagi Bertoni quién
deseaba “
huir de una sociedad inmoral para vivir de la
agricultura y de
la
ciencia, cosa imposible en su tierra” (Baratti y Candolfi, 2009: 268).
El científico,
que
logr
ó
sucesivos apoyos econ
ómicos del diezmado
E
stado bélico
(
especialmente tierra en bosques vírgenes
)
,
desarroll
ó
una obra fabulosa de clasificación
de especies animales y vegetales
e incluso
una serie de observaciones meteorológicas
.
6
No es este el espacio para ahondar en este punto. Nos limitamos a indicar solamente la existencia de este
Dossier, tanto como la de un grupo de
estudios sobre Paraguay en el
Instituto de Estudios de América
Latina y el Caribe, Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
Asimismo, la inédita realización anual desde el
año 2008 en adelante de un congreso que reúne a investigadores vinculados a diversas te
máticas sobre
Paraguay. Parte de esta discusión puede leerse en: Capdevila (2009).
7
No hay registro acerca de que Paraguay haya ocupado las páginas de la mayoría de los diarios
internacionales, no sólo porque el Partido Colorado ha dejado de ser el part
ido gobernante después de seis
décadas sino porque el acceso de un obispo a la presidencia de un país no reconoce antecedentes.
Además, es la primera vez que un presidente del Paraguay accede con el apoyo de movimientos sociales,
movimientos campesinos y p
artidos minoritarios de izquierda.
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6
L
o novedoso y singular del experimento de Bert
oni, en relación a las muchas hordas de
expedicionarios, viajeros, y naturalistas que abarrotaron de escritos de viajes con
experiencias sobre la naturaleza de las sociedades americanas
fue
“
la insistencia en la
intervención de culturas no occidentales en
las prácticas científicas” (Dis Liscia,
2009:250)
8
Menonitas anabaptistas y sectas amish, provenientes de los lejanos tiempos de la
Reforma, recorrieron un largo camino de destierros, de Alemania a Rusia, de Rusia a
Canadá y de ambos países (además de Méx
ico y Estados Unidos) a Paraguay, para
concluir en una extraña simbiosis con los únicos habitantes del lugar, los pueblos
originarios n
ivaclé, lengua y mbyá guaraníes.
Anarquistas y socialistas australianos,
seguidores de la utopía humanista de William Lan
e, fundaron una insólita comunidad en
el Oriente del país, que
,
al poco tiempo
,
se subdividió y dejó una estela imprecisa de
relatos de donde surgió, entre otros, el principal etnólogo paraguayo León Cadogan
(
Kupchik 2007:4).
Como se
preguntó Kupchik
¿s
er
á
que
en este territorio de olvidos se
gestaron los espasmos de las utopías occidentales del siglo XX?
.
Como ha demostrado Leila Gómez (2009) los viajeros modernos al Paraguay, entre
ellos Félix Azara, Aimé Bompland, Johan R. Rengger, los hermanos John P. Ro
bertson
y William P. Robertson y Richard Burton
,
responde
n
a una genealogía del discurso
utópico sobre el Nuevo Mundo,
de la misma manera que sus
precursores Garcilaso de la
Vega, Bartolomé de Las Casas y Montaigne. Para la autora
,
los filósofos
citados
se
dejaron seducir por la idea del
buen salvaje americano
y encontraron y propiciaron en
los jesuitas el mito del noble salvaje en el nuevo mundo.
Dichas reflexiones se
encuentran en
Montaigne
,
Rousseau, Charlevoix, pasando por las Cartas Persas de
Montesqui
eu (1721)
.
También los escenarios guaraníes inspiraron en 1759
a
Voltaire
para ambientar parte de su novela
Candide
y
recrear un diálogo acerca de
la
vivencia
política en el Paraguay:
-
¿
Conque tú has estado ya en el Paraguay?
–
dijo Cándido
.
-
Si,
por c
ierto
-
respondió Cacambo
.
Como que fui pinche de cocina en el
colegio de la Asunción y conozco todo el reino de los padres como las calles de
Cádiz, y acaso mejor. Pero, ¡qué cosa tan admirable es la tal monarquía!
[
...
]
No
puede hallarse cosa más conforme a
la razón y a la justicia, ni más divino
ministerio que el de estos religiosos. Aquí
hacen la guerra a los reyes de España
8
Para un estudio de las experiencias utópicas en el Paraguay y diversos lugares de América Latina, ver:
González de Olega y Bohoslavsky (compiladores). (2009).
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7
y Portugal
, y en Europa los confiesan y los absuelven (Voltaire, 2001:174
,
itálica nuestra)
9
.
Sin embargo,
l
a utopía tenía un aditiv
o en estas tierras
. L
os viajeros
de fines del siglo
XVIII y XIX se enfrenta
ron
además a la
impermeabilidad
económica, política y militar
del Paraguay.
Afloraba
como la arcadia de difícil acceso: en el siglo XVIII lo fueron las
reducciones jesuitas
y
en el
XIX el encierro de Francia y la Guerra de la Triple Alianza.
Esta circunscripción reforzó la percepción del Paraguay como objeto
de
deseo
económico, político
,
natural y cultural, pero también la imaginación
y
la fantasía,
al
presentarlo
como objeto
prohib
ido y deseado. Finalmente
,
lo exótico,
lo
alejado y
lo
encerrado generó
ilusiones míticas,
caracterizando
al Paraguay como
un
locus
excepcional.
Es
t
as primeras imágenes son las que se proyectan
a
l mundo
y las q
ue
alimentan a la filosofía, pero también
a
l p
ró
logo de visiones
extendidas
y duraderas
.
L
os primeros relatos
sobre lo desconocido
: viajeros y elites paraguayas
Como
dijimos
, l
a libertad
inherente a
l viajero universal se enc
o
ntra
ba
amenazada por la
decisión de
l Presidente
Francia
acerca
de una polí
tica de puertas cerradas, en el
horizonte de la débil soberanía política
y de Buenos Aires
.
De
este contexto,
también
fueron
v
í
ctimas algunos viajeros o emisario
s
de la Coro
na a quienes e
ncarcel
ó
(
Aimé
Bompland, Johan R. Rengger y
Marcelin Longchamp)
o dir
ectamente expuls
ó
del
territorio
(
John P. y William P. Robertson
)
.
A su turno
, Félix de Azara
,
enviado por la
c
orona
h
ispana
en sus viajes por la
América
Meridional
(1790
-
1801) con la tarea ímproba de demarcar los
límites en disputa entre
la
s
C
orona
e
spañ
ola y la
p
ortuguesa, exhibió
una visión crítica de los jesuitas e intent
ó
desmontar las visiones míticas y utópicas sobre
é
stos, especialmente por haber
presentado un desafío al poder real y
a
su mandato. El viaje de Azara transcurr
ió
,
precisamente
,
entre
las reformas borbónicas y la creación del Virreinato del Río de La
Plata.
A cargo de
la tarea de rebasar el hermetismo,
estos viajeros reforzaron
sus relatos
con
un gran sensacionalismo. El encarcelamiento de Aimé Bompland y la visibilidad que
9
El diálogo evidencia, entre otras cosas, la posibilidad d
e la construcción del conocimiento a partir de la
observación y la reflexión. Paraguay deja de ser una abstracción para convertirse en un lugar posible de
conocer porque se ha estado en él. Esto, conjuntamente con algunos problemas que colateralmente
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8
adopt
ó
en la
comunidad científica internacional
,
robusteció
la idea del encarcelamiento
paraguayo, del despotismo de Francia y hasta contribuyó, junto con los relatos de Johan
R. Rengger y los P. Robertson
-
Reino del Terror del Dr. Francia. Cartas del Paraguay
(1839)
-
, a “fijar al dictador y al guaraní en taxonomías científicas y políticas, al mismo
tiempo que contribuyeron a la circulación de la leyenda de un dictador que se
alimentaba de la carne de los súbitos” (Gómez, 2009: 112)
10
El aislamiento de Francia
y
el ab
ortado impulso modernizador de Carlos López
(
sumado
a la Guerra de la Triple Alianza
)
produjeron
que los relatos
sobre
el
Paraguay
respondieran
casi exclusivamente
a los
impresiones
de los viajeros.
En efecto,
e
n el
siglo de las
luces, el aislamiento se as
imiló
a retraso
y
en consecuencia a
barbarie. La
bibliografía y la prensa de la se
gunda mitad del siglo XIX
lanzaban
frondoso
s
argumentos sobres dichas características bárbaras. En el
Nacional de la Semana
se
podía leer:
.
El pueblo Paraguayo es un pueblo
indolente, un pueblo sin aspiraciones, que
olvida el pasado, desprecia el presente y no aspira
al
porvenir. Bailar, cantar,
tenderse en su hamaca, comer mandioca y
correr
tras las mujeres, he aquí las
aspiraciones de ese pueblo; para moverlo es preciso el
férreo brazo del tirano
(Brezzo, 2005:192).
E
ntre 1811 y 1870 apareci
ó
un conjunto de obras
con esta impronta
, aunque hubo
que
esperar al centenario patrio, bajo las ruinas de la Gran Guerra, para
encontrar
los
primeros relatos nacionales. Luego de la Gue
rra
,
una pequeña e
lite cultural comenzó
a
recrearse al compás de la reconstrucción del Estado: la instalación del Colegio Nacional
de Asunción
(1876),
la aparición de las
actividades culturales
con la apertura del Ateneo
Paraguayo (1883)
-
reemplazado luego
por el Instituto Paraguayo (1895), la reapertura
de la Biblioteca Nacional (1887) y la cursada regular en la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional (1889).
Liliana Brezzo (2005) sitúa este impulso historiográfico
nacional
entre la obra de cuat
ro
tomos de Blas Garay (1897)
-
Compendio Elemental de la Historia del Paraguay; Breve
abord
amos en el texto, abre una profunda discusión sobre la modernidad en América Latina. Para ello,
ver: Quijada (2008).
10
La autora propone un paralelismo entre la descripción que los hermanos John P. y William P.
Robertson realizan de Francia y la novela de
l Dr. Frankentein de Mary Shelley. En dicha asimilación
radicaría la popularidad que adoptan en los círculos ingleses los relatos sobre Francia. Tal imagen está
lejos de la realidad histórica. El primer autor en discutirla es el historiador Julio Cesar Chá
vez. Para un
estado de la cuestión de la historiografía sobre la independencia, ver: Areces (2007).
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-
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9
resumen de la historia del Paraguay, La independencia del Paraguay y El comunismo de
las misiones de la Campaña de Jesús
-
y el Álbum Gráfico de la República del Paraguay:
100 años de vida independiente 1811
-
1911
11
. Dichos estudios serían los primeros
intentos de un grupo de intelectuales de mostrar una bibliografía nacional y una visión
orgánica de la nación paraguaya ofrecida por primera vez por cronistas no coloniales.
En
este clima de época, se sum
ó
también la acalorada disputa epistolar
entre
Cecilio
Báez y Juan E. O
'
Leary
12
La
autora
antes citada
sostiene
que
é
stos iniciar
o
n dos tendencias temáticas ideológicas
predominantes en la narrativa par
aguaya
durante
toda la centuria. Una
conservadora
idealizante
, especialmente en las primeras décadas
,
y otra de tipo
crítico realista
. En ese
recorrido se puede encontrar un desplazamiento
que
se
inicia con
el
rescate de un
pueblo
heroico
, autóctono, nativ
o
, único, superior
(inclusive gracias a las propiedades
de la raza mestiza frente a los criollos porteños),
para finalizar
en una heroificación y
apología de los gobernantes fuertes
,
especialmente de Fran
cisco Solano López.
,
sobre cu
á
l pasado
narrar
.
En ese camino
, no ausente de
enc
endidas
discrepancias
públicas,
también surg
ió
un
a
imagen,
por ejemplo
de la pluma de
Cecilio Báez, en la cual
el
pueblo es responsable de
las largas tiranías de estos héroes.
Como veremos,
el planteamiento final al cual arriba
Cecilio Báez repercute aún h
oy sobre algunas formas recientes de pensar el
stronismo
,
pero también más trascendentalmente
,
el orden social
.
Así, si bien Báez comenz
ó
afirmando
que desde los albores de su independencia la identidad paraguaya había sido
muy combatida y que gracias a lo
s primeros dictadores pudo salvarse de la ingerencia
externa,
termin
ó
aludiendo a un pueblo “cretinizado” como resultado
tanto
de la tiranía
de Francia y los López
como
del sometimiento de treinta años de
P
artido
C
olorado
.
11
En el mismo escribían, además del encargado de la compilación, Enrique Solano López (1858
-
1917),
Cecilio Báez (1862
-
1941), Blas Garay (1873
-
1899), Ma
nuel Domínguez (1872
-
1933), Fulgencio Moreno
(1872
-
1933), Ignacio Pane (1879
-
1920), Juan E. O
'
Leary (1879
-
1969) y Moisés Bertoni. A esa pequeña
elite azucena arribaron tres escritores que serán de suma importancia por la influencia sobre el grupo
novecient
os y sobre sus construcciones historiográficas: los argentinos Martín Goicoechea Menéndez
(1875
-
1906) y José Rodríguez Alcalá (1875
-
1958) y el español Rafael Barret (1877
-
1910).
12
La disputa sobre la interpretación política del pasado y los proyectos d
e país que debían surgir de
dichos relatos se llevará acabo entre los mese de octubre de 1902 y febrero de 1903 en los periódicos
La
Patria
(
Juan E. O
'
Leary) y
El Cívico
(Cecilio Báez). Mientras los escritos de este último habían salido
publicados en un li
bro que data de 1903, bajo el título
La tiranía eterna
, las cartas de respuestas de Juan
E. O
'
Leary no habían sido publicadas desde su aparición original. Tal controversia fue compilada
recientemente por Ricardo Scavone Yegros y Sebastián Scavone Yegros (2
008), con un estudio crítico de
Liliana Brezzo. A los fines de nuestro análisis, la importancia del debate recae en un proceso acelerado de
repolitización de las elites paraguayas, en el cual pueden leerse las identidades políticas partidarias en
formació
n.
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2577. Año 3, nº 6, Buenos Aires, agosto de 2010.
Dossier
:“Paraguay: reflexiones mediterráneas”.
10
Finalmente, af
irm
ó
que Paraguay e
s uno de los pueblos más atrasados de América y
“
que la historia de la tiranía y la historia de la guerra del Paraguay son la historia de la
incurable imbecilidad del pueblo
”
:
El pueblo se mantuvo aislado o incomunicado del resto del mundo, y sumido en
la
más profunda ignorancia. Conocía indudablemente el abecedario, pero se lo
privaba hasta de la lectura de
los periódicos extranjeros, que por otra parte no
podía leer, porque no hablaba más l
engua que las indígena guaraní [
...
]
No es
que el cerebro paraguayo
sea de suyo infecundo; es que el alma paraguaya ha
sido esterilizada por el terror, por la incomunicación, por la ignorancia
(Cecilio
Báez, carta El alma Paraguaya,
Yegros y Yegros, 2008:
1
7
9
)
.
Sin
embargo, resultaba poco probable que al inacabado y s
iempre fracas
ad
o proyecto
liberal interpuesto sobre las ruinas del
P
araguay posbélico pudiera sobrevivir una
lectura del pasado donde el pueblo aparece
engañado
y
los únicos héroes disponibles
culpabilizados
.
F
inalmente
triunfó
una visión nacionalista y pa
triótica de la historia,
monopolizada
por la exaltación de la Edad de Oro
previa a la guerra
, buscando las
causas
y
las
consecuencias
sobre los vencedores
.
De esta forma, se
habilit
ó
un relato
nacional
cuyo foco de positividad est
uvo centrado
en la guerra
contra la Triple Alianza
y en los distintos actores relacionados con ese acontecimiento, relato
posible para la
posterior reconstrucción
del Estado y la nación posbélica
.
Estos planteos de motivación
nacionalista
, aún vigente
s
, redujeron
a la historiográfi
ca paraguaya a
planteamientos
simplista
s
,
condicion
ando
a
l
P
araguay a u
n
aislacionismo historiográfico
y
adjudicando
valores de originalidad donde no hay más que reflejos de actividades comunes
(Brezzo,
2008)
.
Paraguay en
América Latina
.
Reflexiones
en to
rno a la historia reciente
Es factible constatar la ausencia de estudios sobre Paraguay en los trabajos clásicos de
la reflexión académica de la región (Cardoso y Faletto, 1994)
13
13
Una excepción es la clásica obra sobre América Latina coordinada por Pablo González Casanova
(1977)
América Latina: Historia de medio Siglo
, México, Siglo Veintiuno Editores.
,
en la bibliografía sobre
las Dictaduras Institucionales de las FFAA del Con
o Sur y los regímenes autoritarios de
Centro América y el Caribe
-
salvo en su referencia al Plan Cóndor (Calloni, 1999 y
González Vera
, 2002b) y en estudios recientes sobre memoria (González Vera, 2002a)
-
.
A excepción del legendario
trabajo
de
Alain Rouqui
é (1982)
,
en el cual
cotej
ó
la
Papeles de trabajo
. Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad
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2577. Año 3, nº 6, Buenos Aires, agosto de 2010.
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11
experiencia stronista
con
las centroamericanas
,
en otros proyectos igualmente
ambiciosos para el abordaje del autoritarismo en América Latina se constat
ó
la ausencia
del “caso paraguayo”
14
Así,
por la construcción de un discurso político de la “excepción latinoamericana”, el
período quedó sometido a tratamientos analíticos singulares (Rivarola, Cavarozzi,
Carretón, compiladores
, 1991) por no circunscribirse a los modelos o
las
categoría
s con
que suelen abordarse los regímenes autoritarios de la región
(O’Donnell, Schmitter, Whitehead, 199
4)
.
15
E
l
rasgo
común de los trabajos que han abordado al stronis
mo
,
lo
han presentado
como
una dictadura donde ha primado el carácter personalista del ejercicio del poder, tanto
como la centralidad del Partido Colorado
y las Fuerzas Armadas, andamiaje
institucional y sobre el que se organizó lo que generalmente se ha
caracterizado como
la
dictadura más larga de América Latina.
Todos ellos, con variados matices, conclu
yen
en
una suerte de
inevitabilidad de un régimen de
características autoritarias y despóticas
para una sociedad gobernada eternamente por el Partido Colorado
.
E
ste
destino político
se vinculaba, asimismo, a una suerte de militarismo colorado arraigado
,
posible de
lograrse por la pasividad del pueblo acostum
brando a “gobernantes fuertes”
.
. Asimismo, cuando la
extrema singularidad y excepcionalidad avanzó sobre el tratamiento de la dictadura y el
proceso de transición, éstos fueron abordados, al igual que en la región, con e
nfoques
más politológicos que sociológicos.
Paradójicamente, muchas de estas miradas reforzaban el discurso que el propio régimen
stronista había recreado
.
Esto es,
presentarse como el heredero de las familias
fundadoras
y ahora coloradas
, imágenes que, alentadas des
de el centenario, fueron
finalmente cristalizadas en un nuevo régimen político luego del triunfo no buscado de la
Guerra del Chaco
y a instancias de la crisis de dominación que inaugura, al igual que en
otras partes de América Latina, la década del treinta
. En palabras de Stroessner, puede
leerse:
La doctrina nacionalista del Partido nos une a todos los colorados bajo la
14
Parte de esto debe relacionarse con la temporalidad de la experiencia
de la dictadura paraguaya que se
inicia diez años antes de la inauguración de la Dictadura Institucional de las FFAA en Brasil (1964
-
1985),
para finalizar en coincidencia con la chilena (1973
-
1989). Sin embargo, no es factible asimilar tan
rápidamente las
experiencias autoritarias de Centroamérica con Paraguay. Las razones más obvias son de
índole estructural, pero fundamentalmente por la intervención que Estados Unidos ha tenido y mantiene
sobre el orden político interno de esos países. Para una ampliación
de la discusión, ver: Soler (2009).
15
Existe un trabajo que excepcionalmente analiza el stronismo en diálogo con las categorías con las que
suelen abordarse las Dictaduras Institucionales del Cono Sur. Ver:
Riquelme (1992).
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12
bandera de la patria
[
...
]
y como ciudadano, como soldado y como Gobernante,
expreso ante la Nación Paraguaya
[
...
]
que me hago cargo con v
osotros ante la
historia de la consigna que recibiéramos de Francia, de los López y del General
Bernardino Caballero (Alfredo Stroessner, Mensajes y Discursos, Presidencia de
la Nación: 83 y 87)
.
Muchas de estas interpretaciones
, realizadas
desde la
llama
da
“
apertura democrática
”
,
circunscribieron el estudio
al
stronismo mismo y desde ahí proyecta
ron
afirmaciones
a
todo el sistema político paraguayo
.
En efecto, estos
análisis, a partir del resultado final
del régimen provoca
ron
la extrapolación de algunas
conclusiones. Las más extendidas
han presentado al Partido Colorado como Partido Estado, fusión que ha posibilitado, a
través de las prebendas, el funcionamiento de un régimen autoritario como una
configuración de hecho para una sociedad “atrasada”
16
. Así,
el
P
artido
C
olorado y el
stronismo aparecen
amalgama
dos como una fuerza capaz de imponerse, al igual que el
despotismo de Francia sobre el pueblo “cretinizado”
de Cecil
io Bá
ez, en
tanto la
dictadura colorada se dio en un contexto de crecimiento económico c
ausado por el giro
en las relaciones internacionales y la “nueva” orientación que Stroessner imprimió con
Brasil
17
Sin embargo, y en caso de aceptarse una lectura del régimen desde el resultado final, el
logro
fue
bastante posterior a su llegada puesto q
ue, en su larga temporalidad
,
se
produjeron profundas modificaciones y tensiones que claramente excedieron
la
posibilidad de ejercicio del poder asentada exclusivamente en la fuerza y el terror
. Así,
ha primado el análisis desde el resu
ltado último de un r
égimen de treinta y cinco
años,
sin detenerse
en el proceso
por el cual
se construyó ese resultado.
.
Entonces, sociología obliga,
se
debe invertir la explicación y dar cuenta de que el logro
de un orden se debe a un proceso
largo
en el cual confluyen, a ve
ces sin buscarlo, las
más variadas lógicas políticas pero también actores, partidos, estructuras y hasta las
propias relaciones internacionales
;
y
finalmente, explicar que la legitimidad del orden
stronista, al igual que cualquier orden político, no puede
asentarse exclusivamente en las
prebendas y la coerción.
Se impon
e
la necesidad metodológica de leer al régimen desde
su inicio,
estableciendo
su comienzo no sólo en
el año
1954, sino observa
n
do y
16
Ya hemos analizado en otros
trabajos la disponibilidad de las imágenes nacionales y su materialización
en el régimen stronista y cómo finalmente lo nacional se amalgamó a lo colorado. Ver: Soler (2007).
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