samedi 14 avril 2007

" El Libro, endotexto roabastiano", Eric Courthès, Gaceta Literaria de Santa Fe, abril de 2007






EL LIBRO


Iker Boutin, desde sus primeros años, todas las noches se dormía recitando un libro. ¿Qué libro? No lo sabía, el hecho es que en este momento preciso que precede al adormecimiento, las páginas y las líneas y los miles de caracteres chiquitos empezaban a desfilar por su cabeza, sin que pudiera intervenir lo mínimo en esa verbosidad infernal. A veces conllevaba unas consecuencias fastidiosas en su comportamiento, andaba de lo más distraído, hasta se pasó un día entero de invierno en el colegio llevando charentesas[1]

Conviene decir que a la mar de escritos desfilando ante sus ojos, era preciso añadir unas pesadillas recurrentes que atormentaron su infancia, impidiéndole que la gozara plenamente y dándole al mismo tiempo una conciencia precoz del miedo…

La casona era antigua, en el número ocho de la calle Louis Barthou, a un paso de la calle Pierre Loti, en un villorrio insular de la Costa Atlántica, que todos reconocerán….Le parecía a uno que la habitaban un aluvión de demonios cuando la tormenta se apoderaba de la casa, Ellos solían visitarlo y despertarlo sobresaltado, como si se encontrara en el clímax del libro que lo atormentaba en lo más íntimo…

Por ello le causó un inmenso pavor a su profesora de francés, la Señora Hourin, en efecto, en segundo año de secundaria, cuando ella les pidió a todos los alumnos que contaran un sueño, él le redactó como doce páginas, con persecuciones por túneles, cloacas, personajes realmente de terror, sacados de sus sueños, que impactaron muy feo en la dama, solterona-litero-clitorido-endurecida de 39 años y de las que se afilian a clubes de treintañales incasables, hasta el final de su vida.

Iker era pues un niño habitado por quimeras, en la familia le sugirieron que sus antepasados eran descendientes de corsarios españoles, los cuales en realidad formaban parte de los visitadores de la calle Louis Barthou, como los Vauzelle que vivieron en esta misma casa, unos cien años antes, y como otros monstruos imposibles de identificar, a excepción de una Virgen Blanca, que acostumbraba levitar por su habitación, bañada de luz e irradiando la Bondad…

Pero volvamos al tema de su libro, el que lo proyectaba en verdad a esos abismos de donde sólo un grito te saca, sólo el Miedo llevado a sus paroxismos y tu corazón que late, late como para romperse, una infancia que rima con muerte, una infancia que Iker arrastra como una maldición, que hace que parezca cansado al día siguiente en la escuela, como ausente, en este sentido, la geometría siempre tuvo para él, el sabor de un viaje que nunca más podría emprender…




Pero en conjunto y pese a sus lagunas en matemáticas, el niño obtenía resultados correctos en suma, sus padres desde luego estaban zozobrados por tantas pesadillas seguidas, que les quitaban el sueño a todos, mas lo achacaban a los “defectos” como decían del viejo y pesado caserón de piedras, inclinado como nave austera, encallada en la costa baja, habitada por naufragadores extremos que desde ese lugar, en la habitación de la planta baja de la calle Louis Barthou, tiraban los muertos al agua…

Por lo demás, en la isla proliferaban los descendientes, no tan lejanos, de los naufragadores. Los pobladores de La Rémigeasse, un puertito de la costa oeste, o los de Chaucre, al noroeste, parecían levantarse por la mañana para comer carne humana. Las familias Crochet o Coquet ilustraban perfectamente el difícil paso de la libertad del asalto a un barco embarrancado[2] a lo aburrido de la pesca de cabotaje, que no alcanzaba para nada…

Pues Iker se pasaba las noches peleando con fantasmas de naufragadores o náufragos, almas vagabundas que habitaban la isla por las noches y le quitaban el sueño. Acaso, ¿eran las historias que escuchaba antes de dormir, relatos de agonías y arrepentimientos[3], que no habían tenido tiempo de escribir, ficciones que iban recorriendo sus noches y las de otros niños soñadores? Porque, ¿quién podría afirmar que era realmente el único en tener tales pesadillas?

En cuanto a los días en el colegio o en la calle, con su hermano Carlus, se los pasaba repitiendo las peleas y fechorías de los bucaneros alados que poblaban sus noches. no pasaba un solo día sin un reto, sin un encuentro con las pandillas rivales, y a veces, no les sobraban las fuerzas para volver más o menos ilesos a casa, en efecto, los derechos de varec de los retoños de los raqueros, se habían transmitido de generación en generación, en la isla de los Ladrones[4]

El miedo, lo experimentó una noche de tormenta, cuando tuvo que remontar solito, al anochecer, el interminable callejón des Jaulins, y que el viento del noroeste parecía dar bofetones a todo lo que encontraba a su paso. La isla de los Ladrones, presa de las oleadas, vacilaba en sus sísmicas fundaciones, Iker tenía que caminar solito hasta Rulong, a un kilómetro de la casa, por un callejón espantoso. Parecía un títere, con su lechera, y aquella noche, creyó volar. Caminando de vuelta, con el miedo y el viento encima, Iker se puso a volar literalmente, y tuvo la sensación de alcanzar la calle Louis Barthou, sin pisar una sola vez el suelo, un poco como en aquellos sueños de prepotencia, en que algo nos lleva consigo, en una alfombra voladora, o en un pasillo rodante, en este caso…


Y además estaba ese maldito libro que iba dando vueltas por su cabeza. Seguía allí todas las noches, se entreveía como en esos sueños que uno alcanza a ver justo al final, antes de despertar. Veía con claridad las páginas, los caracteres, no obstante no entendía nada de esas galimatías, esa cencerrada de palabras que iban desfilando con una velocidad alucinante ante sus ojos medio cerrados. Por supuesto, nunca habló del tema con nadie, sólo sus compañeros de dormitorio del internado de Rochefort, se enteraron de que todo lo que se le decía durante el día, lo impregnaba por la noche para surgir en sueños, en conflictos, y hasta en voces en latín, que, aunque suene extraño, él nunca lo había estudiado…

Eran esos síntomas las únicas manifestaciones visibles o más bien audibles de su Libro, Iker, ya hecho un adulto, ansiaba saber algo más al respecto. Cursó psicología para procurar circunscribir el problema, pero sólo lo llevaron a callejones sin salida, a casos de escuela que no tenían nada que ver con su estatuto de Hombre-Libro, de hombre habitado por un libro, que no logra descifrar y que lo transporta todas las noches hacia los sueños…

A duras penas se volvió profesor en un colegio de los suburbios. Este libro-rollo que iba desfilando ante sus ojos nunca lo dejaba en paz. Obsesionado, su grabador íntimo se llenaba de las peores endofasias. Su loquele tenía toda la traza de un caso de esquizofrenia, y seguía durmiéndose todas las noches, con este libro indescifrable, los especialistas del sueño que lo atendían no le brindaban soluciones concretas. ¿Qué significaba pues ese pre-sueño en forma de rollo que lo catapultaba en los brazos de Morfeo?

Empezó a examinar con suma atención los conocimientos cosmogónicos de los amerindios. Descubrió que numerosas etnias usaban captadores de sueños en forma de triángulo, constituidos por ramitas de mimbre, plumas y hierbas. Supo que el indio medita y masculla sus oraciones, se adueña de sus captadores y los coloca encima de su lecho, para filtrar los malos sueños…

A Iker le bastaron aquellas imágenes para ponerse a imitar estas prácticas rituales, para las cuales sólo una larga preparación y una fuerte auto convicción, permiten dar algunos resultados. Además, no se trataba de bloquear pesadillas, esas se volvieron cada día más esporádicas, sino descifrar un introductor libresco del sueño, cuya realidad se le escapaba. Por desgracia, por más que multiplicara los triángulos tejidos con paciencia colgados de los cuatro vértices de su habitación, ni un Algonquino habría reconocido en eso un captador de sueños…

Por lo tanto se orientó hacia la informática diciéndose que podría crear un logicial sacado del saber ancestral de los Algonquinos. Colocó decenas de captadores chiquitos en forma de triángulo en las sienes y en la cabeza, conectados con su computadora, manteniendo al mismo tiempo el decorado anterior. Todas las noches se acostaba esperando que el Libro aparezca por fin en la pantalla. Eso le tenía la mente tan ocupada que un día se olvidó el cartapacio en la veranda de su apartamento, todo el día tuvo que improvisar sus clases, y se arrepintió muchísimo con tratar de inventar esa maldita máquina…


Al día siguiente tiraba el mismo cartapacio en el contenedor de su edificio y recorrió más de un kilómetro hasta el centro de la ciudad con una bolsa de basura, menos mal que no pudo alcanzar el recinto del colegio suyo, donde sin duda sus alumnos lo habrían llevado en hombros…

Iker estaba enfermo por esas experiencias que le impedían gozar plenamente la vida, ni se atrevía a dirigirse a las mujeres, y menos a sus colegas, de tanto miedo que le daba que descubrieran su secreto, se quedaba solito con ese libro, que lo habitaba y ahora esa máquina de mierda que sólo daba para unos garrapatos ininteligibles en la pantalla…

Le fueron necesarios como diez años para que alcanzara su meta. De a poco, los microprocesadores grabaron esos extraños datos, y empezaron a desfilar palabras en la máquina. Al comienzo eran sólo eso: palabras sueltas. Pero el sistema fue mejorando y pudo, al fin, leer algo concreto…

Iker llegó a leer por fin, cada mañana al despertar, la reseña íntegra de ese introductor del sueño que lo ponía tan distraído y medio loco. No le extrañó en demasía encontrar ahí las lenguas más extrañas, algonquino desde luego pero también fino y dene-caucásico…

Emprendió pues la labor de traducir todos aquellos textos que se le antojaban notables, encallados en la noche de los tiempos. Para su mayor sorpresa comprobó que se trataba de poemas que él había escrito, en su lengua desde luego. A esta altura del relato, falta mostrarle, al lector impaciente, unos pasajes del Libro descifrado.

El origen colorado

De la vagina universal

De los moscovitas embriagados

De los amerindios masacrados

Del liberalismo consagrado

De las palabras chasqueadas

Como latigazos

De las palabras cantadas

En voz alta

Que suenan en la garganta

Y luego en la nariz

Palabras propulsadas

Por la boca

Quienes en mi hoja

Se acuestan…


Pregúntale al polvo

Cuáles son sus secretos

Briznas de Escritura

Perdidas en el viento…


Tertuliano Pessoa
Marzo de 2003

[1] Zapatillas de paño de interior, pantuflas…

[2] No existe en español un término para designar los « naufragadores »: naufrageurs en francés, quienes por las noches de tormenta prendían fuegos en las dunas de la isla de Olerón y de otras costas, para desviar los barcos de su rumbo y asaltarlos de noche…

[3] Cuentan que una noche una mujer degolló a su propio hijo naufragado, a la mañana siguiente se enteró al echar el cuerpo al agua y se pasó el resto de su vida lamentándose en la misma playa, llamada desde entonces: “La playa de la arrepentida”. En el libro mío del cual saco esta novela corta, Le livre et autres délivres, París, Société des Ecrivains, marzo de 2006, una pieza hace eco al relato que están leyendo, se titula “La playa de los lamentos”…

[4] Una de las etimologías posibles en francés de Oléron: l’île aux larrons, la mayor isla de Francia, -excluyendo Córcega-, en Charente Marítimo, al norte de Burdeos y al sur de La Rochela, donde pasé los mejores años de mi vida…

mardi 10 avril 2007

" Roa de-constructora", Tertuliano Pessoa


http://www.elyacare.org/paginasnuevas/liter.html


ROA DECONSTRUCTORA



Roa deconstructora

Del Texto,

Supremo Pasquinero,

Traspasando

Sus fronteras,

Del Discurso polimorfo

A la vindicación

De un Nuevo

Lenguaje….


Nada

ha sido contado,

de aquella Historia,

Histeria de Poder,

De la Escritura,

No ha sido

Relato,

Pues que lo vuelvan a

Empezar todo

En la primera

Página….




Y que lo re-escriban

Todos

Toditos,

De modo transfinito,

Nada de Derrida,

Roa

Re-Constructora,

Carolina

Orlando….



A ella le resultara

Raro

Encontrar su nombre

Acá,

Pero dio en el blanco

Del endotexto,

Del exotexto,

De la Gran Serpiente-Textual

Enrollada,

Augusto Roa

Bastos,

Cual Hija de Hombre

Suya….





Tal como la Creadora

De la Boa

Comilona,

Constrictora,

Paraguaya,

Supo enredar historias

De nunca terminar….



Los mil y uno

Rollos de la Ficción,

Del Mentir

Verdadero,

Dan la ilusión de

Un Supremo Texto

Auto-generado….


Tertuliano Pessoa, 10 04 2007

vendredi 6 avril 2007

"Isla Margarita, una ínsula transfronteriza del Alto Paraguay", Eric Courthès




ISLA MARGARITA, UNA ÍNSULA[1] TRANSFRONTERIZA
DEL ALTO PARAGUAY



Eric Courthès
CRIMIC SAL
París IV



Proyecto de investigación:


Isla Margarita es una isla terrestre paraguaya, una ínsula, en el pantanal del río Paraguay, a la altura del puerto brasileño de Porto Murtinho, (excusado es recordarles la idéntica situación física de Macondo, isla de la Ciénaga colombiana, o la de Manorá, del Guairá de Roa Bastos, rodeada por las aguas seis meses al año), que queda a tres días de barco de Asunción, y a más de 800 km por la ruta, transitando por Brasil.

Son tantas las ínsulas en la literatura latinoamericana, el cronotopos del aislamiento está tan desarrollado que se podría reunir cada año un congreso sobre insularidad terrestre[2], en la ficción y la extraordinaria realidad hidrográfica de América Latina.

En este estudio, vamos a analizar los factores influyendo en la insularidad[3] de Isla Margarita y los modos de remediarlos sin peligrar el equilibrio cultural de las comunidades ayoreo que habitan junto a las isla, en la orilla paraguaya.






Primero, vamos a analizar la lengua híbrida que utilizan sus habitantes siendo muchos cuadrilingües: ayoreo, guaraní, español paraguayo, brasileño, a partir de grabaciones de locutores cuadrilingües o de textos publicados por escritores o cantantes de la zona, en esta zona de intercambios transfronterizos: “es un cruce de pueblos, lenguas, noticias y comercios[4].”, que le permite también ser una isla extremadamente abierta.

La meta final sería, a partir de esta antropología transfronteriza, emitir un discurso sobre fronteras a partir de la dicotomía: abierta/cerrada, y analizar el discurso cuadrilingüe de locutores de la isla, traspasando los límites de cada lengua, y exponiendo al final la transculturación lingüística ideal, una nueva lengua totalmente híbrida, a partir de cuatro fuentes diferentes, una “babelización” al revés[5]



En los momentos críticos de la evolución del hombre que estamos pasando, en los que vamos vacilando entre comunitarismos y globalización, en que tensiones extremas e inversas nos impulsan a cambios radicales, en la reflexión sobre la noción de frontera, tan arbitraria como el significante, hacen falta ejemplos concretos de “transfronterización” lograda…


[1] Eric Courthès, La ínsula paraguaya, Asunción, CEADUC, BAP, Vol. 49, 2005

[2] Véase el reciente Congreso del CELCIRP de París III, organizado en la isla del Príncipe Eduardo, Canadá, “La insularidad en el Río de la Plata”, 6-8 de julio de 2006, al cual acudieron investigadores de todos los ámbitos y al cual tuve la suerte de participar…

[3] La isla, marítima o fluvial, en tanto universo cerrado, tiene que ver con la noción de fronteras, sería una especie de espacio cerrado de fronteras perfectas, acuáticas, naturales e infranqueables a veces. A raíz de ello, su meta esencial sería la apertura al mundo. En este aspecto, la isla argentina Martín García, en la confluencia entre el río Uruguay y el Río de La Plata, podría ser el parangón de las islas abiertas de esta zona. En efecto, amén de un turismo bastante desarrollado, es la sede de numerosos encuentros políticos y culturales entre los países del Río de La Plata, por resultarles céntrica a todos los protagonistas: Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil.

[4] José Zanardini, Mirando de frente, “Por la senda de un pueblo fuerte”, Asunción, CEADUC, BAP, Vol. 31, 1999, p. 56.

[5] En el Chaco paraguayo conviven un montón de comunidades diferentes, sin transculturar entre sí, no sólo indígenas sino también extranjeras: brasileñas, menonitas, japonesas, ucranianas, y otras más, configurando una nueva Babel horizontal…En este aspecto Isla Margarita desde un punto de vista etnolingüístico sería una excepción a la norma “comunitarista”…

mardi 3 avril 2007

"L' Âme Sud", Hermo de la Corte


L’ÂME SUD :

(Récit de voyage en Amérique du Sud, décembre 1982-mai 1983)


« A beau mentir qui vient de loin… »





Hermo de La Corte




Il écoutait, lourdes et pénétrantes, les gouttes de pluie s’abattre sur la gare de Saintes,

il s’agissait d’un véritable déluge, de lourds nuages affolés déversaient des torrents de larmes

par jalets entiers, en ce jour de janvier 1983. Au dehors, d’humbles passants trottaient menu

entre les flaques et se bousculaient aux abords des passerelles improvisées, d’autres s’agglu-

tinaient sous les stores des boutiques, sous les vieux porches de pierre, scrutant le ciel à la

recherche d’un pan d’azur.


Un corbeau qui était venu chercher refuge sous le toit d’acier, s’agitait frénétiquement

sous les poutres rouillées, il ne parvenait plus à prendre son envol, rejeté qu’il était par les

bourrasques de vent dans son refuge de fortune. A présent, épuisé par ses dernières tentatives,

il scrutait, interrogateur, les passagers qui attendaient l’arrivée de la Puerta del Sol.

Il se sentait particulièrement bien, à l’abri, rassuré, il savait que dans quelques minutes

le train-espoir allait absorber toutes ses pensées, il ne comptait plus ni pour rien ni pour

personne, seul et étranger, libre et délivré, il pouvait dire ce jour là qu’il avait tout largué…

Le train était musicien, la pluie métronome, la prose du trans-ibérien en était toute

bouleversée, à son grondement mécanique et régulier venaient s’ajouter les plaintes presque

imperceptibles de son combat dans la tourmente, de fines gouttelettes d’argent venaient

s’insinuer dans sa mélodie, je collais l’oreille contre la vitre pour mieux les écouter : tip, tip,

tip, braoum, braoum, on y va, on arrive, pfitt, pfitt…, les savants musiciens, tous ensemble,

comme à regrets se taisaient…


Alors, seules les lances de Gilgamesh sifflaient de plaisir, elles ne s’avouaient pas

encore vaincues, la Porte du Soleil semblait vaciller sous leurs poussées, des castillans

furibonds tentaient vainement de leur échapper, slalomant entre les parapluies, une jeune fille

et sa mère, par miracle épargnées, parvinrent à atteindre mon compartiment.


La maman avait ces formes arrondies que des années de cuisine à l’huile frelatée

avaient grassement façonnées, elle m’accorda un de ces sourires de cafetería que des

siècles de commérage lui avaient enseigné. Elle me présenta sa toute jeune fille, pommettes

rosées de Valladolid, sa longue chevelure enrubannée de perles de pluie, son doux visage

damasquiné, son sourire enfin, quand elle apprit qu’Hermo était français…En effet, la mère,

comme il sied en ces cas là, lui adressa la parole la première :


- ¿ Dónde vives en Francia ?

- En una isla con una sirena, ahora, quizás esté nadando en mi piscina…

- ¡ Mamá, qué tío más raro, no !


La petite Lolita en riait encore aux éclats, la grosse mamá ne comprenait pas, elle se

décida vite, néanmoins, à lui laisser entamer le dialogue avec Mercé, sa charmante petite fille

qui devait lui trouver l’air romantique…


Un train de nuit entre Bordeaux et Madrid, Hermo, seul, attablé dans ce wagon-

restaurant, contemple l’espace nocturne qui défile sous ses yeux à travers les vitres embuées

du train, pénétrant la sombre et fraîche Castille. « ¡Voy a marcharme !, je vais enfin partir, se

dit-il en entrant à l’aéroport de Barajas à Madrid.


Dans ce gigantesque hall celluloïdal, il lui reste quelques heures à attendre qu’il

occupe nerveusement à griller ses dernières cigarettes, vestiges d’une nuit sans sommeil

peuplée de rêves exotiques. Cette mégalopole l’a mis sur des charbons ardents, il rêve déjà de

plages tranquilles où il pourra s’ébattre, il sait que bientôt ce ne sera plus un rêve.


Dans cette vieille pension de famille qu’il dénicha la veille de son arrivée à Madrid, où

il lui fallait traverser le comedor surpeuplé, sous le regard amusé de toutes les tías y abuelas

de la famille, pour atteindre la salle de bains, il avait repris goût au bon vieux songe que son

subconscient lui accordait, quand il pouvait enfin accéder au sommeil…C’était pour Hermo

une forme de résurrection…


Il ne comptait plus, ni pour rien ni pour personne, seul et étranger, libre et délivré, il

pouvait sentir ce jour là qu’il avait tout largué…


Il s’éveilla tout d’un coup en sursaut, regarda par le hublot et eut l’ineffable surprise

d’observer de minuscules îlots perchés sur l’épine dorsale de l’Atlantique…Pour un peu, tout

embué se sommeil qu’il était encore, il aurait pu croire à une vision de l’Atlantide, il s’agissait

bien entendu des Açores, îlots volcanique portugais, où il y a peu de temps encore, les balei-

niers pousuivaient, armés de leurs seuls harpons, les énormes cétacés. Tout imprégné qu’il

était de cette magie açorienne d’un autre âge par ses lectures, comment expliquer qu’il se soit

éveillé juste à ce moment-là ? Que ces quelques secondes d’éternité lui aient été accordées ?

Il eut beaucoup de mal à se rendormir…


Le jour se lève sur Récife, qui n’est autre que l’antique Pernambouc, vieux port du

Nordeste brésilien où s’achève son périple aérien. Il est 5h du matin et les trombes d’eau qui

s’abattaient sur la ville ont laissé place à l’aurore tropicale. Dominico, grand routard vénitien

rencontré à la sortie de l’aéroport, l’accompagne dans ses premières démarches pour changer

ses précieux dollars. Tous les bureaux de change étaient fermés, il fallut donc se rabattre sur

les charognards du marché noir…Cent dollars pour atteindre Salvador do Bahia, un bus pris à

la sauvette prêt à accomplir les 2098 km qui les en séparait encore.



Ce qui l’avait frappé d’abord, c’était cette insupportable odeur de putréfaction

organique qu’il sentait par intermittence dans la nuit sombre du Nordeste, quand, seule

personne éveillée dans le bus, il humait l’air tropical par la vitre grande ouverte et cherchait

désespérément les clés olfactives de ce Nouveau Monde.


Il y eut ensuite cette adorable rencontre, interdit par la beauté d’un petit mulâtre à la

peau chocolatée et aux cheveux crépus d’un blond intense, il le prit sur ses genoux, non sans

avoir insisté longuement auprès de sa mère, pour qu’elle le lui offrît…

Quel plus beau phénomène de la miscigènation chère à Jorge AMADO, apôtre

brésilien et de surcroît bahianais du mélange des races, qui l’avait beaucoup influencé avant

son départ de la frileuse Europe…


C’est alors qu’apparut l’un des premiers anges de ce voyage, véritable Otalia, à la peau

que l’on devinait sucrée et au regard de braise, qui sous le prétexte d’une enquête quelconque

pour l’office de tourisme brésilien, ,lui permit d’engager sa première conversation, dans un

mélange approximatif d’espagnol et de rudiments de portugais, appris fiévreusement

quelques jours seulement avant son départ…Le malheureux Hermo n’avait même pas un

centavo en poche, pour lui offrir un cafecinho, ayant englouti ses derniers cruzeiros, dans la

dernière étape entre Maceio et Bahia do Todos Os Santos…


A peine dépaysé, il sentait qu’il avait sa place ici ; ce bain de foule prolongé dans la

Rodovaria : ‘gare routière’, de Maceio, lui permettait de réaliser une première approche

« ethnographique » de la population anonyme et en transit du Nordeste brésilien. Cette foule

bigarrée où se mêlaient les Mestiços, issus d’unions entre Portugais et Africains, les Caboclos,

de Portugais et d’Amérindiens, et les Cafusos enfin, d’ Africains et d’Amérindiens, permettait

d’admirer les variétés ethniques du Brésil, qui devrait être pris en exemple par de nombreuses

autres communautés multiraciales, où le mariage inter-racial, par exemple, était encore tabou…


Il songeait à tous les apartheids du monde, sans se douter encore, que quelque part, une

Elite blanche régnait là aussi en maître absolu ; il pensait qu’une fois de plus, il faudrait que le

Peuple donnât l’exemple…


Il partit à la découverte de Bahia, avec son compagnon de route Dominico, qui était

déjà passé par là et l’accompagna chez un prêtre de sa connaissance, le Padre Benjamin, qui

était en fait l’un des plus célèbres spéculateurs de la ville de tous les Saints, (il en faut pour

tous les goûts), et qui devait changer leurs dollars à un cours avantageux…


Ils l’attendirent dans une merveille d’église coloniale, confinés par les sœurs dans une

Espèce de cellule, discrètement aménagée à l’écart du patio. Hermo découvrit à cette occasion

la chair pulpeuse de la divine mangue rosée, corsetée autour de son trop gros noyau. Ils

patientèrent donc une bonne heure, en péchant dans le jardin du curé défroqué, trop heureux

de se mettre à l’abri de cette insupportable chaleur, qui envahit chaque jour la ville entre midi

et 16h et la fait ressembler à une cité morte, désertée par ses habitants accaparés par la sieste.

Le Padre Benjamin était un petit homme jovial aux yeux pétillants, il était né lui aussi

à Venise et faisait partie de cette non négligeable colonisation italienne de grande partie du

Brésil.


Tout en se remémorant mutuellement la Cité lacustre aux mille canaux, ils arrivèrent

Rapidement à un consensus de cambio et quittèrent l’auguste demeure, tout heureux d’avoir

pu changer le dollar à 480 cruzeiros, ce qui était bien supérieur au cours officiel…

Cette pratique du marché noir, commune à toute l’Amérique Latine, témoigne d’une

inflation galopante et en corollaire d’une érosion monétaire, qui fait considérer le dollar

comme la seule issue possible, pour ceux qui aimeraient quitter le pays ou tout simplement se

mettre à l’abri de toutes contingences…


Bahia, le 31 janvier 1983, une semaine à peine avant le début du légendaire Carnaval,

Hermo en rêvait depuis des mois…


On pouvait admirer dans chaque rue les derniers préparatifs des comparsas ou écoles

de samba, chaque quartier avait la sienne, avec son identité propre, il se souviendrait

longtemps de cette grosse bahianaise aux mamelles généreuses, qui esquissait quelques pas de

samba, de ces hommes attablés dans les cantinas, ivres de cachaça, qui ne parlaient plus que

de ça, de ces enfants rieurs qui lui demandaient l’aumône pour s’acheter les précieux flons-

flons et papelinhos, sans lesquels le Carnaval ne serait plus le Carnaval, de ces petites

mulâtresses aux yeux dorés qui semblaient déjà l’inviter à prendre place dans la samba-

sarabande…


La ville était dans la plus parfaite effervescence, on construisait des gradins de fortune

pour saluer le passage des comparsas, qui pendant une très longue semaine faite de jours et de

nuits de folie, rivaliseraient de grâce, d’audace et de brillant. Les petites couturières

s’abîmaient les yeux depuis des mois à confectionner les plus beaux atours de parade et

Hermo pensait déjà à cette folle semaine qui l’attendait…Il avait choisi de commencer son

voyage, par cette grande Carême fraternelle qui ferait résonner tout entière l’Amérique

Latine de ses refrains lusitaniens vieux de nombreux siècles, couronnés par les percussions

du candomblé africain, le vaudou local d’essence nettement Yoruba, avec en point d’orgue, le

culte à Yemanja, la déesse de la mer et de la fertilité, à qui l’on jette des fleurs tous les ans,

dans l’illustre Baie de Tous Les Saints…



Hermo, par un de ces miracles propres à l’Ame Sud, se retrouva ensuite catapulté par

un bus brinquebalant au cœur même du Brésil, à Campo Grande, l’une des villes les plus

importantes du Matto Grosso, l’un des berceaux de la civilisation tupí-guaraní,

évoqué par le grand Levi Strauss lui même…


En fait de Nambikwaras ou de Bororos, la ville était devenue un caravansérail hétéroclite

d’Asiatiques, de Syriens et de Libanais, qui vivaient de divers commerces et trafics avec la

Bolivie toute proche et les immenses exploitations agricoles ou fazendas des alentours. De

Sao Paulo à ici, il n’y avait rien si ce n’est de grandes prairies tropicales où paissaient de

placides troupeaux de bovidés et, à espaces réguliers, tous les cinquante kilomètres environ,

l’entrée secrète d’une fazenda ; Hermo prit alors conscience de la signification profonde du

mot latifundisme.


Il était attablé par un après-midi long et poussiéreux à la table d’un bar, tenu par un

Chevalier mercantique chinois, dont la fille le regardait de ses yeux d’amande, en train

d’avaler goulûment un verre de lait froid.


Il se souvenait à présent de cette escale impromptue quelques jours plus tôt à Porto

Seguro, petit port de l’Atlantique, entre Bahia et Rio. Cette longue marche en plein soleil vers

la plage, la peau déjà écarlate, le pied droit à peine guéri d’une douloureuse infection à la

cheville, que seule la pénicilline put résorber…La petite cabane de bambous qui se trouvait

sur la dune, semblait s’offrir à lui comme un mirage glacé à l’enseigne Coca-Cola, où il

pourrait étancher une soif inextinguible….Il était environ dix heures du matin quand il y

entra, il en ressortit quand la nuit tombait, non sans avoir bu moult cachaças avec les mauvais

larrons du village, qui ne voulaient plus le laisser partir…


La macuña ou herbe locale se répandait en volutes bleutées au dessus de leurs têtes, ils

étaient tous là assis sur une vieille souche, au bord de la mer, contemplant ce paysage familier

pour eux et pourtant offrant une image différente à chaque fois, ce soleil couchant qu’Hermo,

il le sentait, n’allait plus jamais revoir, auréolé de l’Amitié de la Route, que l’on donne de part

et d’autre à fond, conscients que l’on est tous de son caractère éphémère et unique…

Hermo se laissa porter, il apprécia surtout les silences entre ses hommes qui ne

se verraient plus jamais, il pensait aussi déjà à sa prochaine étape à Rio.


Dans un état proche de l’hallucination rédhibitoire, Hermo grimpa dans un bus à la

Station d’Eunapolis, à peine installé sur son siège, il vit entrer une de ces cariocas, une de

ces merveilles de filles de Rio, qui font se retourner tous les hommes sur leur passage, leurs

regards se croisèrent comme hypnotisés, la facilité déconcertante avec laquelle elle vint

s’asseoir près de lui, n’avait d’égal que sa démarche féline et sensuelle…


Il leur restait quelques minutes avant le départ, qu’ils mirent à contribution pour

inhaler (encore…) un petit joint d’herbe locale, roulé dans du papier journal, par ses adorables

petites mains…Ils se connaissaient à peine et ils allaient passer leur première nuit ensemble,

elle était juchée sur ses genoux comme la petite femme de seize ans qu’elle était encore. La

route infinie en perspective, son odeur sauvage de gardienne de chèvres qui l’envoûtait,

Hermo se sentait transporté au delà du monde et aurait voulu que la nuit ne s’achevât

jamais…


Il dut pourtant la quitter à regrets dans un faubourg de Rio, dont elle était issue ; il

avait en poche l’adresse d’une française, Dominique, qui avait décidé de s’installer au Brésil

après la disparition tragique de José, son compagnon, le frère spirituel d’Hermo, (en fait son

cousin germain), qui l’avait initié à nombre de refrains et de pensées et qui un soir de l’été

1982 s’était jeté par la fenêtre de son appartement parisien de la rue Laumière, (sic)…


Il la retrouva dans le hall d’un gigantesque hôtel, d’où elle l’emmena dîner d’une

bonne feijoada, plat national du Brésil, un excellent ragoût de haricots noirs et de porc…

"Island Studies", Godfrey Baldacchino

Island Studies Journal, Vol. 1, No. 1, 2006, pp. 3-18
Editorial:
Islands, Island Studies, Island Studies Journal
Godfrey Baldacchino
Island Studies Programme
University of Prince Edward Island
Charlottetown, Prince Edward Island, Canada
gbaldacchino@upei.ca
Abstract
Islands are sites of innovative conceptualizations, whether of nature or human enterprise,
whether virtual or real. The study of islands on their own terms today enjoys a growing
and wide-ranging recognition. This paper celebrates the launch of Island Studies Journal
in the context of a long and thrilling tradition of island studies scholarship.
Keywords: islands, island studies.
Copyright © 2006. Institute of Island Studies, University of Prince Edward Island, Canada.
The Setting
• There are some 550 million people living on islands: around 10% of the world=s
total population.
• Islands1 occupy just 1.86% of the Earth’s surface area2, but 13.1% (106 out of
812) of UNESCO’s World Heritage sites (as at February 2006) are on islands or
else are islands in toto (UNESCO World Heritage web-site).
• No fewer than 43 (22%) of the world=s sovereign states are exclusively island
states; and many states have one or more island regions or sub-national
jurisdictions (CIA, 2005).
• Innovative forms of sovereignty tend to involve islands, especially small islands.
Åland, Aruba, Bermuda, the Isle of Man, Mayotte, Puerto Rico and dozens of
other island territories have struck unique status arrangements with much larger
national or supra-national bodies. Many of these island territories, even if former
1 Australia & Antarctica are excluded; but such a decision is contestable. Data from Global Shoreline
Database: www.ngdc.noaa.gov/mgg/shorelines/gshhs.html. This data set is made up of 180,498 islands.
2 This drops to just 1.47% if one excludes Greenland. My thanks to Christian Depraetere for this information.

"Insulitude à Mayotte", Régis Airault


III) « Insulitude[1] »

Régis Airault

« Je suis prêt pour les voyages « pas trop logiques »…
Yves Le Seigneur, infirmier


III A) Le concept d’insul/itude

A vivre trop longtemps sur les îles, il nous prend au bout de quelques temps à nous, occidentaux non insulaires, un étrange sentiment qui tient à la fois :

De la nausée (à rapprocher du mal des navigateurs, « la nausée des îles », envie de vomir, de rejeter, un haut-le-cœur, un trop plein de rien qui nous déborde), le « syndrome insulaire », impression de tourner en rond, de ne pas pouvoir s’échapper (intellectuellement, mais aussi du regard des autres : « Bienvenue au village n° 6).[2]

D’un vécu dépressif que l’on dit commun en ces terres tropicales et insulaires, le fameux « Fiu » tahitien. Sorte de lassitude atteignant aussi bien les expatriés que les locaux, le « je suis fiu » de Tahiti pouvait expliquer ici à Mayotte certain laisser-aller, baisser les bras à certaines périodes du séjour. Des expatriés découragés, exténués, abattus, dépités en particulier lors de la saison chaude et humide qui s’étale (comme les Bwénis[3]) du mois de décembre au mois d’avril.

On peut alors pousser ce sentiment à l’extrême jusqu’à toucher le fond, la vase, sorte de syndrome de Cotard insulaire associant vécu mélancolique avec impression de pourrissement total (des objets, moisissure due à l’humidité, des idées et des hommes) avec négation d’organes (excepté le sexe peut-être) laisser aller total et plongée dans le grand (ou plutôt dans la grande) noir(e).

En effet les îles, lieux de projection imaginaires de tous nos fantasmes d’enfants (L’île au Trésor, Robinson Crusoë), d’adolescents (Paul et Virginie, Peter Pan et les pirates, Henri de Monfreid et ses Secrets de la Mer Rouge), mais aussi et surtout l’île est associé au sexe, au mythe de la vahiné ensorceleuse qui nous amène sur les chemins de traverse de la Maison du Jouir ouverte par Gaughin aux Marquises.


III B) L’idée de l’île : qu’est-ce qui nous mène ici ?

On peut proposer deux visions différentes, celle des enfants tout d’abord :

Île d’Eden
ENFANTS:

Ferdinand-Clovis :

« Une île c’est un petit point dans le monde, au milieu de l’Océan ». « C’est comme l’île de Peter Pan : c’est une île imaginaire où on ne grandit jamais, avec des choses mystérieuses et plein de secrets. »

Avec :

Les pirates
Les indiens
Les sirènes
Les enfants perdus
La caverne d’Ali Baba
La Fée Clochette

Et Peter Pan, le héros qui y amène tous ses amis. »

Conclusion : les enfants c’est efficace.

Puis celle des adultes :

Île Bagne


ADULTES :

Petit Robert : « Terre entourée d’eau. »

Eric Fougère : « Les îles, ces terres de la mer. »

Île : définition

Une île est un lieu à l’écart.
Tête d’épingle sur la carte.

A l’abri du mon d et de ses passions.
A l’écart des grands chemins.
Et des grandes décisions prises en ce bas monde.

Sur une île :
On touche quelque chose d’essentiel, et c’est bien là le principal.
L’île est un bateau ancré à jamais ( à bon port, à son port).

Insubmersible[4], l’île est hautaine, fière sur ses ergots de sable.

Et qu’ils le veuillent ou non, ses habitants sont sur le même bateau : un bateau qui prend terre et qui s’enracine au cœur de la mer.


III C) L’arrivée : le choc de l’île


PETIT DICTIONNAIRE SUCCINT DE MAYOTTE

Tropicalisé : est tropicalisé un objet qui a été construit pour résister à l’humidité des tropiques, par exemple un « frigo tropicalisé ». Par extension est « tropicalisé » celui qui s’est adapté à la temporalité et aux inconvénients des tropiques.

Sécurisé : est sécurisée une maison protégée contre le vol, avec au minimum :
- des barreaux aux fenêtres, de diamètre suffisant pour ne pas être écartés à l’aide d’un cric de voiture.
- un gardien présent jour et nuit.
- des serrures et des gonds résistant aux « coupe-boulons ».
- un chien, ou de préférence une meute de chiens lâchée dans le jardin, un seul chien pouvant être facilement empoisonné.

Barger : fait de passer de Petite Terre à Grande Terre, les deux îles qui constituent Mayotte, en prenant la barge, bateau navette qui embarque passagers et véhicules toutes les demi-heures. Par extension, prendre le temps de barger, expresion qui est également utilisée pour quantifier une durée : « Tu as trois barges de retard. », équivalente à « trois trains de retard ». « Barger » introduit à Mayotte une autre temporalité et permet d’échapper de la temporalité le temps de la traversée, entre la capitale stressée Mamoudzou et Petite Terre, siège de l’aéroport.

Container : ce qui caractérise le plus l’architecture de Mayotte ce n’est plus le banga, petite case d’adolescents en bambous recouverte de latérite, mais le container. A l’origine du Monde est le container, il fait partie intégrale de l’architecture de la maison, qui a en fait été construite un peu autour, voir les problèmes de sécurité au-dessus.

Le container a aussi une fonction de coffre-fort, garde-meuble ou simplement remise, parfois de fosse sceptique, note du transcripteur. Autrement dit le container résume tout du fonctionnement de l’île de Mayotte. Le container vient d’ailleurs, du monde des M’zungus, les blancs. Le container arrive rempli de produits de consommation mais aussi d’électroménager, de meubles, de véhicules, etc…Le container est un cadeau de noël qui arrive le plus souvent en septembre, au moment de la rentrée, période où soudain l’île devient folle et s’agite avec l’arrivée de Métropole des Nouveaux enseignants et fonctionnaires mais aussi des Anciens qui se replient sur leur territoire chèrement acquis, en brousse ou en ville. Les nouveaux se précipitent à la recherche d’une maison à la S.I.M ( Société Immobilière de Mayotte) qui a longtemps eu le monopole du logement sur l’île et a quadrillé le territoire de résidences Mzungus aux allures de banlieue australienne. Ces maisons avaient au début un certain charme, construites en bois dans un style colonial, perdues dans un jardin exotique. A l’heure actuelle, elles sont le plus souvent construites en plein soleil au sommet des collines avec vue sur le lagon certes, mais sans végétation autour, histoire d’éviter les dégâts dus aux cyclones, pas si fréquent que çà, le dernier eut lieu en 1986[5]. Autre point remarquable, ils sont souvent implantés à quelques mètres au-dessus des bidonvilles d’Anjounais ou de Grands Comoriens en situation irrégulière dont la progression est visible au quotidien.

Il va sans dire que le vol est la préoccupation principale de Mayotte, sport national pour les mahorais qui accusent leurs voisins Comoriens ou Malgaches de tous les maux des îles. Les M’zungus quant à eux vivent dans la crainte permanente de se faire vider leur T3 ou leur T4, et ceci d’autant plus que dans les logements S.I.M. il n’y a pas de container-coffre-.fort.

On peut donc préciser que le container signe en fait l’architecture du particulier à Mayotte. La S.I.M. dont les maisons prises individuellement ont souvent un certain charme, prévoit probablement un lotissement « accumulation de containers », avec tous ceux qu »’ils ont du mettre de côté depuis 20 ans.

Les mahorais regardent avec candeur, étonnement et parfois envie, toute cette accumulation de biens neuf, proprets, qui envahissent l’île, tout en sachant qu’une bonne saison des pluies va mettre tout cela « couleur locale ». De toutes façons, ils savent bien que d’une manière ou d’une autre, ils auront bien un bout du gâteau à moyen terme. Il ne faut pas oublier que leurs ancêtres : naufrageurs, pirates[6], avaient tendance à penser que tout ce qui venait de la mer leur appartenait comme « don des dieux. »

Actuellement c’est encore mieux, Mayotte est l’île des « naufragés volontaires ». Les M’zungus viennent en effet volontairement s’échouer sur ce bout de terre perdu au milieu du Canal du Mozambique et repartent délestés de leurs biens, souvent quelques jours après leur arrivée.

Avec la Départementalisation promise par les politiques en cette période pré-électorale, ils attendent d’autres « cadeaux » qui vont fortement déstabiliser la région des Comores, le R.M.I. (Revenu Minimum d’Insertion) en est un exemple destructeur[7]….


IL(ES) ?

On ne règle pas sa relation au père

En venant dans les îles,

Même si le suffixe[8] « il »

Peut prêter à confusion

Et induire le contraire.


Il s’agit dans l’île du féminin,

De cette relation fusionnelle,

Amniotique,

Comme se mettre dans sa bulle

Où les bruits de la civilisation

Et les bruits de la famille

Sont amortis par la barrière

Placentaire de corail.

02 04 2004






«Tout d’abord l’île te rejette, puis petit à petit,

insidieusement, l’île t’accepte. Après l’île te prend, te

surprend. Enfin l’île te retient puis te dissout. »

06 03 2004 (Décollage de Dzaoudzi pour Nairobi)



QUAND ON ARRIVE A

A MAYOTTE,

ON SE CROIT ANONYME,

ALORS QUE TOUT LE

MONDE

NOUS REGARDE.


TROP-PIQUENT

Les tropiques sont infestés de moustiques. Tout le monde le sait mais on l’oublie vite dès que l’on retourne en Europe. Pourtant le nom ‘Trop-Piquent » devrait faire sens à chaque fois qu’on l évoque.

14 11 2005



Dans les îles,
On perd un petit peu pied !
22 05 2006

Photo de régis Airault,par Isabelle Batany, Le Mahorais


III D) L’épreuve de l’île : le syndrome insulaire


A MAYOTTE

SI TU PARLES

CULTURE,

ON TE REPOND

MANIOC !

Eric Marion, 13 09 2005


A FORCE DE VIVRE SUR UNE ÎLE,

ON FINIT PAR ATTRAPER

LE MAL DE

MÈR(E)…


Le Dr Régis Airault, chef du centre de santé mentale de Mamoudzou jusqu’en juin dernier (il travaille aujourd’hui pour le CNRS à Paris), a mis en place à partir de 2001 ce service sur l’île alors vierge de toute pratique «psy» moderne où le recours au Fundi est systématique. A son initiative, un cycle de conférences «les mercredis de Mamoudzou » renouvelé chaque année depuis cinq ans a pu voir le jour. Régis Airault a été médecin psychiatre en Inde au consulat de France à Bombay. Il est l’auteur de Fou de l’Inde et de Faire une pause dans sa vie, ce dernier ouvrage faisant référence à son expérience de médecin psychiatre à Mayotte. Présentation d’Isabelle Batany, in « Vaincre l’insularité à Mayotte et ailleurs », Mamoudzou, Le Mahorais, n° 115, 03 10 06, pp. 12-13.LE TRAVAIL A MAYOTTE

EST UN VICE SANS FIN….
16 01 2003
A FORCE DE VIVRE

SUR CETTE ÎLE,

TU FINIS PAR Y PERDRE TON LATIN…

19 09 2005


SUR UNE ÎLE,

CA TOURNE EN

PETITS RONDS

DANS L’EAU…

ON NE SAIT PAS POURQUOI

LA PLUPART DES BLANCS

QUI SONT ICI,

SE COMPORTENT

COMME S’ ILS ETAIENT

AU PURGATOIRE.

POST-COLONIALISME?

POST-CHRISTIANISME[9]?


MAYOTTE,

C’EST LA SOUS-FRANCE,

C’EST POUR CA

QUE C’EST PARFOIS DOULOUREUX.




PENSEE,


LE PAPIER EST TROP MOU,

LE CRAYON S’ENFONCE,

MON MORAL AUSSI….

DEHORS, LA PLUIE, INCESSANTE,

ROUGE, DEVALE VERS LE LAGON.

PEUR SOUDAIN

QUE LA MER DEBORDE…

07 01 2003



LE SENSIBLE-L’INSENSIBLE

LE TANGIBLE- L’INTANGIBLE[10]


Nous, les soignants, nous travaillons sur le sensible.

Qui sur le sensible de la chair, (médecins, chirurggiens).

Qui sur le sensible de l’âme, (psys…)

Alors autant vous dire que lorsque l’on doit parler avec les grisailleux administratifs, c’est autre chose qui fonctionne, ou qui ne fonctionne pas.

Il faut carrément changer de cerveau ( ou de partie de cerveau) pour s’adresser à ceux qui insidieusement, lentement, sournoisement, ont pris le pouvoir et vous distille, parcimonieusement et avec cet air suspicieux qui les caractérise, les quelques crédits qui nous permettent de survivre. « Il faut tenir », répètent-ils inlassablement.

« Tenir », de notre côté, signifie ne pas craquer, bricoler avec le peu qu’il nous donnent, pour éviter la catastrophe sanitaire, pour que la pulsion de vie l’emporte, (pour combien de temps encore ?), sur la pulsion de mort.

« Tenir », de leur côté, veut dire retenir, ne pas lâcher (et surtout ne pas lâcher prise, dans tous les sens du terme…). Boucler (les budgets par exemple), évaluer (leur maître mot), soupçonner : « On vous a à l’œil l’ophtalmo…. », précisait l’autre jour à l’aéroport un M.I.R. ( Médecin inspecteur Régional) à un praticien de l’hôpital. Et d’abord, que veulent-ils ces soignants qui toujours en demandent plus et qui par définition sont louches ? Quelle drôle d’idée de vouloir soigner, aider les autres. C’est louche de s’embarquer dans de telles galères, surtout à l’autre bout du monde. Réponses évasives : « L’année prochaine », « Peut-être », « On veut des chiffres », et surtout, il faut éviter les vagues, bizarre et difficile sur une île, éviter que ça bouge, au niveau socialo ou autre.

Insensibles à la vie et à ses remous, ses tourbillons, ses éclats. Ils mettent de la distance avec ces soignants qui parfois prennent la vie à bras le corps, combat perdu d’avance…Mais qui savent que parfois un effleurement de vie, une parole, peuvent changer une destinée, qui sentent bien aussi qu’un souffle d’espoir peut ranimer les braises de la vie. C’est ce que l’on appelle « le transfert ». Allez donc leur parler du transfert au sens psychanalytique du terme. Ils comprennent « transfert de fonds », « décisions modificatives », etc…Le dialogue (et le transfert) sont donc par essence impossibles.

Un monde, ou plutôt une galaxie, nous sépare de ces brutes administratives…

Mais leur insensible, leur intangible, pèse lourd dans al balance, et on ne fait pas le poids quand on essaie de leur expliquer le temps qu’il faut prendre pour ramener un adolescent qui s’égare dans les étoiles, ou pour accompagner un vieillard dans la dernière ligne droite.

Et comment évaluer le silence d e ces entretiens où rien en se dit jamais mais où tout se passe ? En deux mots, où tout se trame…

Comment revenir sur terre, fermer les portes du sensible, de l’humain et la minute d’après se trouver face à cette machine administrative à qui il faut expliquer la vie. Sourires en coin : idéaliste ou embrouilleur ?

Se débattre dans les filets de l’inintelligible plutôt que de se battre.

Trouver d ‘autres armes : sociales, médiatiques.

Hurler, remuer le trou, leur trou : remous, puis retenir sa respiration et espérer qu’un allié rebelle, égaré dans le système, saura vous entendre.

Toucher le sensible derrière la carapace du système. Chercher l’écho et espérer enfin la victoire du Sensible sur l’insensible.

























LE PAYS DE LA LUNE A L’ENVERS


Naufragé volontaire sur cette île du bout du monde.

Temps suspendu sous le vol silencieux et humide de roussettes géantes aux allures de ptérodactyles.

En toile de fond une masse verte, un sein tendu vers le ciel : le Mont Choungui. Réalité soudain : Ex- île- Exil loin- très loin- plus loin. Rien- tout- à peu près.

Le spleen m’envahit comme ces moisissures qui se nourrissent du cuir, lentement, totalement, définitivement.

Je suis bloqué sur une île sauvage où survivent de misérables bannis.

Peu à peu j’ai cessé de m’intéresser à la ligne d’horizon.

Mon regard s’est échoué sur la barrière de corail où j’observe le flux et le reflux des marées.

-Marée Haute : écume blanche au loin, toujours.

-Marée basse : la Bretagne[11].

Puis sur la plage, route de latérite : les crabes pinces en l’air.

Depuis quelques temps, ma ligne de fuite s’arrête sur mon jardin, les plantes, les cocotiers avec en toile de fond la lune à l’envers, telle une barque sur le ciel multi- étoilé. Insomniaque, je rêve d’échappées belles et avant l’aube, l’appel du muezzin me tire bers l’ailleurs.

« Comment vivre dans un pays à la renverse ? », me crie une patiente m’zungu qui craque : « C’est le pays du monde à l’envers. », me précise-t’ elle en avançant avec précaution, car il faut savoir où on met les pieds quand on se déplace sur « le pays de la lune à l’envers[12]».







TROPICAL BLUES








« Huit mois, c’est le moment où l’on craque », me répète en riant le reporter de R.F.O. Mayotte à qui je demandais des nouvelles d’une jeune journaliste du Kwézi[13], «Elle n’a pas résisté. Ici c’est le Paradis mais il y a un moment difficile à passer, un cap. Il faut accepter une autre, temporalité et après, quand vous avez lâché sur le temps, ça va mieux. »

Ses paroles me rassurent, moi qui commençais à sentir la chape de plomb du blues tropical m’envahir. On ne va pas me refaire le coup des Fous de l’Inde. De retour de Zanzibar, ligne de fuite imaginaire à 2H du pays de la lune à l’envers, j’apprends que mon budget psy, pour mettre ne place le premier secteur de santé mentale de Mayotte, (dont j’ai la charge depuis septembre 2001), est égal à zéro pour l’année suivante.

Est-ce le retour de bâton des administratifs de l’A.R.H. (Agence Régionale de l’Hospitalisation) de La Réunion, que j’avais rencontrés à mon arrivée ??!! Je leur avais conseillé de relire Le sanglot de l’homme blanc de P.Buckner, quand ils m’avaient interdit d’aider les M’zungus qui craquaient, en particulier, nos collègues soignants de la D.A.S.S. et de l’hôpital. « Vous n’êtes pas là pour eux mais pour les mahorais !!!! » Voilà ce que c’est que d’être un satellite de La Réunion !!!!

Toujours est-il que pour le moment, mon thème : « la parenthèse », la pause sur place, ou ailleurs, est fort compromis.

Moi qui pensais pouvoir faire ce livre, reprenant dix ans d’expériences cliniques et artistiques, sur le thème de la pause, en le mettant en acte, ici, au milieu du Canal du Mozambique. Je me retrouve dans une espèce de bagne sanitaire à expier je ne sais quelle faute, au milieu de co-détenus qui se disent eux- aussi innocents…Alors allons-y !!!















III E) Vaincre le syndrome insulaire



UNE ÎLE

POUR Y ÊTRE BIEN

IL FAUT TOUS LES MATINS

LUI RENDRE UN CULTE,

UN HOMMAGE ;

EN FAISANT DES ABLUTIONS,

DES BAINS AMNIOTIQUES,

CETTE MER QUI VOUS ENTOURE,

VOUS RETIENT,

VOUS ETOUFFE,

PUIS QUI VOUS LIBÈRE…

Février 2005







Santé mentale : le syndrome du voyageur/ le syndrome insulaire


QUAND L’EDEN DEVIENT BAGNE



Le Dr Régis Airault est responsable du service de santé mentale de Mayotte qu’il a créé en 2001. Il a travaillé auparavant pendant plusieurs années en tant que médecin psychiatre au Consulat de France à Bombay, où il a aidé nombre de voyageurs ayant presque, du jour au lendemain, perdu contact avec la réalité, bien souvent sans troubles préalables annonciateurs de cette confusion mentale. Sur plus de 4 000 patients accueillis chaque année dans son service, un nombre croissant de personnes présentant des troubles liés au phénomène de choc culturel et de vie insulaire. Réponses d’un spécialiste sur cette pathologie qui peut atteindre tout voyageur[1].

Par Isabelle Batany, Le Mawana, n° 24, jeudi 01 juin 2006, p. 6.
Le nouvel arrivant à Mayotte a souvent en tête une image de carte postale de cette petite île perdue de l’Océan Indien, symbole de paradis ( lagons, cocotiers, tortues, baleines, pêche…). Mais parfois l’image ne correspond pas à la réalité. C’est alors que tout commence à aller mal…

Comment se manifestent ces troubles ?

A vivre trop longtemps sur les îles, il nous prend au bout de quelques temps à nous, occidentaux non insulaires, un étrange sentiment qui tient à la fois :

De la nausée (à rapprocher du mal des navigateurs, « la nausée des îles », envie de vomir, de rejeter, un haut-le-cœur, un trop plein de rien qui nous déborde), le « syndrome insulaire », impression de tourner en rond, de ne pas pouvoir s’échapper (intellectuellement, mais aussi du regard des autres : « Bienvenue au village n° 6).

D’un vécu dépressif que l’on dit commun en ces terres tropicales et insulaires, le fameux « Fiu » tahitien. Sorte de lassitude atteignant aussi bien les expatriés que les locaux, le « je suis fiu » de Tahiti pouvait expliquer ici à Mayotte certain laisser-aller, baiser les bars à certaines périodes du séjour. Des expatriés découragés, exténués, abattus, dépités en particulier lors de la saison chaude et humide qui s’étale (comme les bouénis) du mois de décembre au mois d’avril.

On peut alors pousser ce sentiment à l’extrême jusqu’à toucher le fond[14], mélancolie voire dépression. La personne réalise aussi que les problèmes de la vie quotidienne sont les mêmes qu’en Métropole : difficultés d’approvisionnement avec un coût de la vie plus élevé, qu’il n’est pas toujours facile de se faire accepter, qu’il faut faire des efforts pour aller vers les autres, que les conditions de travail ne sont pas les mêmes (climat, généralement davantage de travail). Le décalage culturel, avec la barrière de la langue, peut provoquer une angoisse considérable, une panique ou même des bouffées délirantes et des états hallucinogènes. Ce phénomène n’est pas spécifique aux Métropolitains débarquant à Mayotte : il atteint pareillement les Mahorais lors qu’ils partent en Métropole ou encore à La Mecque. On appelle ça décompenser », en langage psy. Plusieurs jeunes Mahorais que nous suivons au Centre de Santé Mentale ont fait un séjourv en Métropole qui a provoqué chez eux ces troubles. Ils n’ont habituellement aucun antécédent psy mais ont été confrontés là-bas à un réel choc culturel.


A quel moment apparaissent les premiers effets de ces troubles psychiques ?

Les symptômes peuvent se produire dès l’arrivée ( ou au bout de plusieurs semaines, voire de plusieurs mois), lorsque la réalité ne correspond pas à l’idée que la personne s’en faisait, lorsque la situation est trop inattendue, l’imprévu trop important, les valeurs des deux cultures trop éloignées.

Considérez-vous plusieurs types de « voyageurs » ? Plusieurs profils ?

L’expérience m’a permis de distinguer quatre grands groupes :

a) Le voyage pathologique tout d’abord qui correspond aux pesronnes animées par une idée délirante avant de partir et qui voyagent (ou fuguent) pour fuir leurs problèmes, amis aussi pour se procurer de la drogue. Ce sont parfois des « délirants » qui fuient leurs persécuteurs, des psychotiques qui pensent sauver le monde.

b) Le voyage thérapeutique répond, lui, à ce désir : « je déprime et je vais me soigner sous les cocotiers ». Ce qui peut parfois marcher.

c) Le voyage initiatique est celui des jeunes qui partent dans des lieux considérés dangereux par leurs familles et qui veulent s’éprouver pour revenir fortifiés, grandis, enfin adultes.

d) Le voyage pathogène concerne des gens qui vont bien, qui n’ont pas d’antécédents et qui arrivent dans un pays qui les bouleverse et qui les fait décompenser sous forme de bouffées délirantes.

Mais fort heureusement, la plupart des voyages se passent bien, même si cen, ‘est jamais évident car le voyage est toujours une sorte de prise de risques.

Le meilleur remède ?

En situation d’urgence, une prescription médicale s’avère souvent indispensable et pour les cas extrêmes, un rapatriement doit même être envisagé. Revenu chez lui, les troubles disparaissent et sont généralement sans lendemain.

Mais à mon avis la meilleure solution est de s’échapper régulièrement des îles, physiquement, par des voyages réguliers, seul salut pour une bonne santé mentale. Il ne faut pas attendre d’avoir touché le fond[15].


LE VOYAGE COMME

ECHAPPEE FAMILIALE

Tout comme les M’zungus qui viennent à Mayotte pour échapper à la pression (des profondeurs) de leur culture et/ou de leur famille[16], les mahorais s’engouffrent dans la modernité en s ‘empressant de boucler leurs ceintures de sécurité dans les embouteillages de Passamainty ou de Kawéni. Est-ce pour fuir la monotonie de l’île ? , (que l’on croyait endormie pour l’éternité), ou pour fuir le regard du village et le fardeau familial?

C’est un bol d’air que cette échappée belle vers la ville, voire vers la Métropole ( La Réunion ou Marseille la plupart du temps) pour ces « ruraux cocotiers » déracinés.

Nous assistons donc au même mouvement qu’au XIX ème siècle dans les pays européens, et Mayotte ne fait-elle pas partie de la Communauté Européenne depusi si longtemps qu’on l’avait oubliée ? Quand on pense aux réticences de l’Europe face à l’entrée de la Turquie dans la Communauté Européenne, on devrait leur montrer des images de la façon mahoraise d’être français ici, dans l’Archipel des Comores[17].

Mais revenons en à nos embouteillages. Le problème, quand on fait le pas d’accepter la ceinture et de la boucler, c’est qu’on ne peut pas revenir en arrière. C’est pour cela que tout va trop vite (la politique des « petits pas » ayant laissé la place à celle des grandes « enjambées », on risque d’assister à un repli vers les traditions, et pourquoi pas à un retour aux Comores en 2010 ? Comme une tentative désespérée de rester encore, et le plus longtemps possible, comme à l’adolescence, dans l’enfance.

Mais le problème c’est que « les Comores c’est une Grande Famille » et que les histoires de famille c’est justement ce que l’on fuit en allant vers la modernité; il ne reste donc plus qu’une voie : l’Islam et son rejeton intégriste.


III F) Le Retour et la Nostalgie de l’île



« ON A CHANGE

LA FRANCE PENDANT QUE

JE N’ETAIS PAS LA.»

Un patient de retour en Métropole après 4 années d’expatriation…





« A LA RECHERCHE DU TANG PERDU »

Par Ibrahim ROUST





















[1] Définition : « Trop plein de rien qui nous déborde quand on vit sur une île tropicale. », Régis Airault, 08/02/2005 ; fusion entre « insule » et « solitude », note du Compilateur.

[2] Cfr. la série télévisée des années 60.

[3] Les Bwénis sont les femmes de Mayotte, opulentes, dominantes, qui parviennent à faire adopter à l’Islam une sorte de matriarcat, l’exemple des chatouilleuses*a de Zéna M’Déré étant en la matière le plus frappant. Mais cette attitude de blocage collectif de la vie civile peut avoir des revers pervers, voir l’exemple récent (février2006) de l’occupation de la C.S.S.M : Caisse de Sécurité Sociale de Mayotte, par le « Collectif de Femmes Leaders de la Vie Publique *b», parce qu’un cadre d’origine comorienne avait été embauché….Note du Compilateur.

*a : Par leurs pressions permanentes -en fait des chatouilles en groupe bien placées, en entourant le pauvre malheureux, tout en revendiquant pour Mayotte-, vis-à-vis des représentants de l’Archipel des Comores, ces Femmes-Soldats, > Sorodas, auraient largement contribué au choix de la France par les Mahorais. Cfr., A la rencontre de Zéna M’Déré, par les élèves de Cinquième du Collège de M’tsamboro, Mamoudzou, Editions du Baobab, 2003, p. 21.Note du Compilateur.

*b : Cfr. Mayotte Hebdo, « Les nouvelles chatouilleuses », Saïd Issouf, n° 276, 24/02/06, p.6. Note du Compilateur.
[4] A priori seulement, puisqu’on sait que les îles ont une formation volcanique et que les atolls du Pacifique par exemple sont des îles enfouies par une éruption terrible, dont les bords du volcan affleurent à peine au dessus de l’eau, on retrouve là encore l’opposition enfer- paradis propre au monde insulaire, note du Compilateur.
[5] Ce texte tiré des Mercredis de Mamoudou, cellule de réflexion sur l’insularité du Service de Psychiatrie,du C.H.M. ( Centre Hospitalier de Mayotte), créé par le Docteur Airault en 2001, est forcément antérieur au 28 janvier 2004, qui salua le passage remarqué d’Elita, qui se solda par 4 morts, de nombreux blessés et des dégâts matériels. En cette année où nous revient du Pacifique El niño, on peut s’attendre au pire. Note du Compilateur.

[6] Il faut préciser ici que tous les mahorais ne descendent pas de marins, beaucoup sont les descendants d’esclaves Makas du Mozambique et du Malawi, utilisés comme main d’œuvre pendant la période sucrière. Les mêmes esclaves alimentèrent aussi le « marché » de La Réunion et bien entendu l’Amérique Latine. A noter qu’un genre de salsa cubaine des années 60 a pour nom mozambique, juste retour des choses…Note du Compilateur.

[7] Humainement parlant pourtant, la Départementalisation de Mayotte, avec une application stricte des minima sociaux et un rattrapage des salaires par rapport à la Métropole, est la seule voie possible. Peut-on concevoir, à moins de prendre les Mahorais pour des infra-hommes, une région française où le coût de la vie est double et où l’on touche deux fois moins ???!!! Note du Compilateur.

[8] Il s’agit bien entendu ici d’une racine et non pas d’un suffixe, note du Compilateur.
[9] Les 2èmes Mercredis de Mamoudzou, « De l’île d’Eden à l’île Bagne, entre dérive et ancrage. », animés par Eric Fougère, (Le grand livre du bagne, Orphie, 2002), Mamoudzou, Salle du Conseil Général, 13 mars 2002.

[10] Le Docteur Airault, en nous contant ses propres déboires au C.H.M. de Mayotte, nous fait toucher du doigt le syndrome de l’insularité : « l’insulitude », dont le symptôme le plus évident est un douloureux sentiment de persécution du à une mise à l’écart totale dans sa profession. Une île telle que Mayotte, où tout reste à faire, pouvait-elle se priver d’un pionnier comme Airault ? Note du Compilateur.
[11] Si ce n’était cette référence à nos magnifiques ponants bretons, ce distique a des accents de Malcom de Chazal, poète insulaire s’il en est, (Île Maurice), dans son remarquable et unique recueil de poésies, palpables comme la vie, Sens- Plastique, Paris, Gallimard, Collection L’ Imaginaire; 1985.

[12] Voir de Régis Airault, Faire une pause dans sa vie, Au pays de la lune à l’envers, Paris, Petite Bibliothèque Paillot, 2004, p.86 : « Regardez toutes ces baleines échouées », en parlant des Bouénis qui consultent le gynécologue....
[13] Rebaptisé depuis Mayotte Hebdo, l’hebdomadaire d’informations le plus important de l’île. Kwézi signifie ‘salut’ en shimaoré.
[14] La première partie de l’article a déjà été utilisé pour définir l’insulitude et le syndrome insulaire, au tout début de cet « exposé », note du Compilateur.
[15] Comme je le signale en infra, le voyage réel est évidemment l’issue la plus évidente pour fuir l’insularité oppressante mais les voyages virtuels auxquels on accède par la création ne sont pas non plus à négliger, toutes formes d’art et d’expressions peuvent nous permettre de nous échapper de l’île tout en y demeurant. Pour donner un exemple, on ne compte plus ici à Mayotte le nombre de collègues d’Arts Plastiques qui exposent, qui se révèlent à eux-mêmes comme créateurs et qui évitent ainsi toutes sortes de syndromes insulaires malsains. Il faut dire qu’ici les peintres disposent de toute la palette des verts et des bleus avec le lagon et la brousse et que l’humain est d’une grande richesse aussi. Il ne faudrait pas oublier non plus l’altérité voire l’amitié, quand elle est possible, pour lutter ensemble contre les syndromes insulaires. Note du Compilateur.

[16] Régis cite l’exemple de Ségalen qui fuit la monotonie familiale de sa Bretagne natale.

[17] Cette vision un tant soit peu idyllique cache en réalité une profonde tension, tous les clandestins, musulmans ou pas, rêvent de devenir français et il suffit en mai 2006 de fermer l’antenne de l’Etat Civil à Combani, fief des Comoriens de l’île, pour que ce soit l’émeute, justifiée d’ailleurs, par l’attitude autoritaire et xénophobe d’Ali Souf, le maire de Tsingoni et de son patron de l’U.M.P..

""Metaforismos, juegos de armar de la escritura y del hombre, de Augusto Roa Bastos, Eric Courthès


Eric Courthès
Universidad de París IV,
CRIMIC SAL,
La Sorbona


“Metaforismos”, juego de armar de la Escritura y del Hombre,
de Augusto Roa Bastos

I) Resumen:

Los Metaforismos que vamos a analizar constituyen un doble de la obra existente y ausente de Augusto Roa Bastos, proviniendo de un palimpsesto cuya extensión nadie hoy en día puede medir, y del cual ciertos estratos no han conocido la edición, tejiendo entre sí su propia coherencia interna, al destacarse de sus respectivas ficciones.

En aquel terreno pluritextual, -tan polifónico como el tema Elegguá de Omar Sosa-, (Sosa, 2001), Roa nos enseña a jugar a volver a construir su obra, (Zé, 2002) y sobre todo su pensamiento, a partir de metáforas aforísticas, habitadas también por la trascendencia del lenguaje y de tres ejes dominantes: la Escritura, el Hombre y la Mujer, y el Amor…Para estos últimos dos puntos, véase mi reciente artículo de Palabras Escritas, (Courthès, 2006 h).

Y entonces, el texto que vamos tejiendo nosotros mismos, el genotexto, deja entrever algunas zonas de significado, a partir de las cuales se puede apreciar su genio de la escritura endotextual, su extraña poética de la ausencia y su innegable dimensión filosófica.

En todo caso, aquellos juegos de armar de la escritura y del amor, en un punto se tocan, la alteridad, sin la percepción exacta y apasionada del otro, sea texto o ser humano, no existimos, o entonces muy parcialmente, John Fante en su tiempo ya lo acertó: “Para escribir hay que amar y para amar hay que comprender.”, (Fante, 2002, 142).


II) Introducción

Primero, debemos confesar que habíamos excluído de nuestros recientes estudios sobre la transtextualidad en la obra de Roa Bastos, (Courthès, 2006, a, b, c, d, e), Metaforismos, la última obra publicada por al autor solito, en efecto, después de 1997, Roa sólo publicó obras colectivas, (Roa Bastos, 2001), (Maciel, 2002).

Y esta lectura posterior a los artículos y ensayos ya mencionados no pudo sino agudizar nuestra visión del texto roabastiano, rico en intertextualidad, hipertextualidad y sobre todo endotextualidad. De hecho, este librito de metáforas aforísticas vuelve a decir la obra entera en filigrana e incluso la obra ausente, no faltan en efecto los borradores u obras acabadas que Roa nunca publicó, y que han sido elegidos por el autor para completar estos pensamientos breves y complejos. Roa afirma de antemano en la tapa lo endotextual de esta obra, sacada de su propia obra, presente o ausente: “ Esta selección está entresacada de algunas de mis obras que se mencionan aquí por orden cronológico; de borradores inacabados o destruidos; también de cuadernos de apuntes y de cartas con amigos lejanos…”, (Roa Bastos, 1996, tapa)

Los Metaforismos no sólo dicen una Escritura que se mira y se analiza, sino que también constituyen una profunda reflexión sobre él mismo, el Hombre y la Mujer, y el Amor, para sólo mencionar los ejes más relevantes, en esta obrita más bien ignorada por la crítica, pese a su innegable carácter de confesiones últimas e intimas…


II) Marco teórico de la transtextualidad

Como ya lo hicimos en nuestros estudios anteriores de semiótica textual ya citados, nos parece importante distinguir, y hasta cuestionar, los habituales conceptos de semiótica sacados habitualmente de Julia Kristeva y Gérard Genette, (Genette, 7-18). Primero porque las nociones de intertextualidad e hipertextualidad tienden a sobreponerse en la crítica actual, y luego porque la hipertextualidad, tal como Genette la define, no diferencia la naturaleza de “la operación transformativa”, (Genette, 14) que forzosamente separa un hipertexto auctorial, muy presente en la obra de Roa, de un hipertexto alógrafo.

Por último, porque en el caso de don Augusto, la interrogación sobre el texto de por sí, la Escritura de la Escritura, de un texto que se pone en escena y se genera a sí mismo, es tal, que la categoría de hipertexto auctorial tampoco alcanza. Y ello sin tener en cuenta las rupturas metadiegéticas, muy numerosas en la obra de Roa, las cuales tampoco pueden entrar en el cajón de sastre de la hipertextualidad.

Pues pongamos para la primera categoría el término de endotextualidad, (Courthès, 2006 c, 115-120), y para la última, tratándose del mismo texto en realidad, puesto en abismos sucesivos, -y dado que no se recurre a otro texto, del autor o no-, bastarán las conocidas categorías de metadiégesis o metadiscursos.

Por lo tanto, tal como lo sugiere Genette, acudiendo a Kristeva el intertexto será la cita, el plagio o la alusión a otro autor, el hipertexto auctorial, la presencia, con transformación o no, de un texto anterior o posterior del autor, el hipertexto alógrafo, la recreación de un texto de otro autor, y por fin el endotexto, una reflexión sobre el texto que estamos leyendo o más generalmente sobre la escritura.

Bien notamos ahora que todas estas categorías no dicen la misma realidad, incluso podemos afirmar que no bastan para decir todas las transmutaciones del texto, sobre todo en Roa Bastos.


IV) Presencia de los conceptos de transtextualidad y definición de metaforismos

En este librito de pensamientos breves, y muchas veces humorísticos, que nos toca analizar, la intertextualidad aparece claramente en el excelente índice temático de Carlos Pujol, todos los grandes escritores están, generalmente citados. A excepción de don Miguel de Cervantes, cuya obra es a menudo comentada, y que ocupa solito seis entradas, el récord en la serie de los literatos, en la cual se puede mencionar también a Nietzche desde luego, Blaise Pascal, Borges y Quevedo, por si tuviéramos que establecer una lista de los pensadores “premiados” por Roa.

El mismísimo Cioran, sin lugar a duda el Maestro del aforismo, sólo aparece una vez, y el mencionar a aquel autor nos permitirá de antemano diferenciar los aforismos del Maestro rumano-francés de los de Roa. El cual, al publicar al final de su carrera literaria, este libro de aforismos, se igualaba con los mayores, tal como Cervantes con Flor de aforismos peregrinos, o Proust y Oscar Wilde, y ello sin tener en cuenta los filosófos, quienes tal como Schopenhauer, Voltaire o Nietzsche se pusieron a escribir también, al final de su vida, su recueil de pensamientos breves y densos.

De hecho, por una parte, Cioran era un especialista del pensamiento negro y conciso, no un autor de ficciones, mientras que Roa nos propicia este libro al final de su trayectoria literaria, sumiéndose de nuevo en su propia obra, otra vez resulta ser una señal notable de hipertextualidad auctorial.

Por otra, la puesta en recueil de estos aforismos que pre-existen a la obra de por sí, y que dan de ella al menos una segunda visión, constituye un planeamiento hipertextual, cuanto más enigmático que recurre a numerosos aforismos nunca publicados y por tanto a ficciones ausentes. Pero qué importa, dado que se escribe una sola historia y en este ámbito, la demostración de Roa fue de las más convincentes: “Por muchas vueltas que se dé a las palabras siempre se escribe la misma historia.”, (Roa Bastos, 1996, [529], 111, A contravida).

Pero lo que llevará más tiempo en este estudio, es nuestra dedicación al endotexto, en efecto, tal como lo sugiere acertadamente Carlos Pujol, es sin sorpresas la palabra “escribir”, sin registrar todos sus corolarios, la que representa más entradas en la obra, 35 en total, lo que justifica que se la haya elegido como temática central de esta primera parte.

Son cinco obras de Roa las que entran en este libro, en el orden de publicación: Yo el Supremo, Vigilia del Almirante, El fiscal, A contravida y por fin Madama Sui, resulta extraño que Roa excluyera de la serie Hijo de hombre, obra en la cual ya menudean las reflexiones sobre la escritura. Hasta podemos plantear que los endotextos de Miguel Vera en Relegados sobre todo, en el capítulo VII, contienen en cierne todos los demás. ¿Será necesario recordar la fuerza comunicativa de esta cita sobre la utopía de la escritura, del genial narrador-escribiente de la obra?


“Viejo vicio, éste de la escritura. Círculo vicioso que se vuelve virtuoso cuando se cierra hacia afuera. Una manera de huir del no-lugar hacia el espacio estable de los signos; una manera de buscar el lugar que se llevó nuestro lugar a otro lugar. ¿Y no es éste acaso el verdadero sentido de lo utópico? La utopía del Hijo Pródigo regresando al hogar que ya no existe; la de los desterrados, exiliados y confinados que ansían volver al sitio de donde fueron arrancados y saben que aunque retornen a ese lugar ya no será jamás el suyo. El hombre mismo es, pues la utopía perfecta. Para escapar de ella se hacen viajes, está uno siempre yéndose hacia cualquier parte, huyendo hacia atrás o hacia delante, cada vez más lejos.” (Roa Bastos, 1960, 257)




La reflexión sobre la escritura es pues permanente en Roa Bastos, y la larga serie de aforismos tratando el tema trasciende todas sus obras, e incluso desemboca en una nueva obra, fruto de la compilación de todos estos aforismos. Incluso se sabe que esta obsesión tardía por las máximas breves y metafóricas no se había cumplido en la obra que nos interesa.

De hecho, en el documental que le dediqué en 2001, Un país tras la lluvia, me dijo que preparaba otra serie de aforismos partiendo de la cultura guaraní, en la que el aforismo, el né’ engá, se suele usar mucho, con una gran carga metafórica. En efecto, Roa, en esta entrevista que me dio en septiembre de 2000, así lo define magistralmente: “la sombra de la palabra”, a partir de su etimología: ñéé: ‘lengua, palabra’, y ta’angá: ‘sombra’…Pues “ la sombra” de las Palabras a Roa le habría gustado ir, a los márgenes de los significantes y significados, aún más lejos…

Por último, en una entrevista de junio de 2003, incluso afirmó que daba el último retoque a una serie de mil aforismos titulados Proverbios rebeldes, y a su gran novela inconclusa Un país detrás de la lluvia:


“- ¿Qué libro está escribiendo actualmente? Nos puede adelantar algo?”

“- En realidad, trabajo en dos obras al mismo tiempo. Por un lado, estoy terminando de pulir una serie de mil aforismos (ésa sería la meta) como pensamientos muy condensados. Quiero que el libro se llame Proverbios rebeldes, mas me falta aumentar una buena porción de aforismos, frases y pensamientos. Afortunadamente, Alejandro Maciel me está ayudando en la selección, porque en Vigilia se me escaparon unos cuantos en la primera versión. No sé si alguien, alguna vez, leerá los mil, pero como usted sabe, la esperanza es lo último que se pierde…Por otra parte, estoy terminando esta especie de plan general que requiere una obra antes de su ejecución final. Se trata de una novela que me atormenta, con un título brumoso: Un país detrás de la lluvia. De niño, en Iturbe, que es el poblado del interior donde crecí, admiraba el paisaje en los días de lluvia, y este velo tenue de la lluvia que se interponía entre mi veranda y el campo lo tornaba incierto, distante, intangible. Así lo veo a mi país: detrás de una cortina que a veces lo recorta y otras veces lo asfixia. Y el sujeto queda esperando la luz del sol que inexorablemente vendrá a librarnos de esa pesadilla de no reconocernos unos a otros. En la historia hay una niña. Los ojos llenos de sueño de una niña, que va construyendo algo que sin embargo, no existe en el presente.”, (Giron, 2-3).

No obstante, antes de que tratemos lo del endotexto en Roa, conviene definir el término de “Metaforismos”, dado que van a ser objeto casi exclusivo de nuestro estudio, y ninguno, sino el mismo autor, creador de este neologismo, podía hacerlo:


“ Metáfora y aforismo, entrelazados en metaforismos, tejen la condensación de un pensamiento breve, conciso, lacónico, catártico, de ojos afacetados; que permite registrar la realidad del mundo y del ser humano simultáneamente desde todos los ángulos y para todos los tiempos.”, (Roa Bastos, 1996, [376], 88, El fiscal).



Además, tal como lo señala en el metaforismo anterior, la metáfora de por sí “crea una nueva realidad a partir de la cual la original se nos aparece como irreal.”, ([375], 88). Pues podemos afirmar que vamos a analizar pensamientos breves, no desprovistos de humor a veces, que desembocan en otra visión de lo real, y desde luego, van mucho más allá de un simple juego hipertextual o endotextual sobre la escritura, por su polisemia natural.


V) Hipertexto: escribir un solo libro

En efecto, incluso si según Carlos Pujol, “ Roa Bastos centra sus “metaforismos” en el quehacer del escritor”, (R.B. Pujol, 1996, 15), hasta si el acto de escritura es “el espejo primordial”, (18), en el cual se refleja el autor, -que sólo “engendra su semejante”, De Cervantes, 1986, 9), los metaforismos de por su carácter de exploraciones intelectuales, matizadas por la ironía y el humor, son primero interrogaciones sobre el lenguaje, sobre la capacidad o la incapacidad de las palabras para decir nuevas realidades, condensando los significantes y metaforizando en extremo los significados, (Courthès, 2006 b).

Es aquella una vieja idea de Roa, que ya aparece en Yo el Supremo, “Tendría que haber en nuestra lenguaje palabras que tengan voz. Espacio libre. Su propia memoria. Palabras que subsistan solas, que lleven su lugar consigo. Un espacio donde esa palabra suceda igual que un hecho.”, (Roa Bastos, 1996, [42], 36, Yo el Supremo).

Sin embargo lo insuficiente del lenguaje se transparenta en el metaforismo siguiente, lo que importa no son las palabras, en todo caso tal como las conocemos, con su carácter arbitrario, sino en realidad los hechos, en un relato que se generaría a sí mismo, en total autonomía, de ahí el concepto de endotexto creado en esta ocasión: “El relato no hace más que relatarse a sí mismo. Lo importante no son las palabras, sino los hechos que no están en las palabras y que precisamente rechazan las palabras.”, ([530], 111, A contravida).

El metaforismo sería pues al mismo tiempo un autorretrato del autor, y además las palabras que contiene, de por su fuerza metafórica, vendrían a cuestionar el carácter arbitrario del signo, en un texto único que se miraría y generaría a sí mismo.

Esta nueva realidad, creada por la palabra, se nos impondría a todos, incluso a la historia: “Escribir no significa convertir lo real en palabras, sino hacer que la palabra sea real.”, ([7], 31, Yo el Supremo), al liberar el lenguaje de todas sus escorias artificiales, un nuevo lenguaje factual nacería.

Esta verdadera poética de la escritura, vista como una utopía real, en perpetua reconstrucción, les podría parecer arrogante e incluso presuntuosa a algunos. Pero cuando el lector ejercitado se sobresalta en cada página, frente a tanta hipertextualidad y endotextualidad, cuando descubre que en la obra que nos toca, -como si el enigma sólo nos fuera revelada al final-, todo lo que suputaba en esta materia, de repente se pone más claro, no puede sino alabar, de modo objetivo, esta hazaña hipertextual, que lo lleva a cada rato al lector hacia nuevos horizontes, hacia el universo transfinito de “la poética de las variaciones”, (Roa Bastos, 1960, 18).


En efecto, según Carlos Pujol, estos aforismos de Roa, pese a su naturaleza “sentenciosa y lapidaria, delatan la humildad del que sabe mucho y comprende muy bien que sólo puede transmitir aproximaciones intuitivas que cada lector habrá de completar por su cuenta, añadiendo al fulgor verbal e intelectual de lo que lee toda su experiencia; no son, pues, para decirlo castizamente, “verdades como puños”, sino más bien verdades como alas, que conducen volando adonde cual sea capaz de llegar. No son ninguna meta, sino impulsos para el vuelo.”, (R.B.Pujol, 12). Más adelante veremos que volvemos a encontrar la misma humildad en las diferentes ausencias del autor.


VII) Metatexto: escribir para un relector-creador

Escribir la escritura bien constituye el eje en torno del cual gira la obra roabastiana, pero el endotexto, y más aún el hipertexto, suponen de parte del lector cierta atención y una implicación cierta. Por una parte, porque como acabamos de verlo, el fruto de su lectura, el “genotexto”, (Kristeva), (Rodríguez), dependerá de sus capacidades y su grado de inclusión en ésta, y por otra parte, porque esta obra específica, abierta al otro, en un aluvión de pistas hipertextuales y endotextuales, requiere una concentración especial, la de un lector que como el internauta con los enlaces hipertextuales se vuelve “autor de su propia narración, dejando de ser sólo espectador, y da un nuevo significado a los contenidos.”, (Kuklinsky).

La lectura, de por sí hipertextual, está acorralada, uno debe, además de las habituales pérdidas de atención, avanzar o ir para atrás en la obra que está leyendo, en el conjunto de la obra, hacia otros textos no auctoriales, y por último, ya que es lector de un largo y permanente endotexto, debe interrogarase también a sí mismo sobre la escritura. Se lo convida de modo precioso al lector a que recree él mismo, “Façé vocé mesmo.”, diría Tom Zé, el histrión iconoclasta de Sao Paulo, al cual debo el título de mi artículo: “Juegos de armar”, (Zé, 2002).

Se produce entonces una interactividad inversa entre el texto y el lector, además de la multiplicidad de los horizontes de espera que se le propone, él mismo debe fusionar con la ficción, ser leído por sus personajes: “Delirio de la transparencia: el lector, olvidado del libro, se ve mirado y leído por los personajes.”, (Roa Bastos, 1996, [17], 33, Moi le Suprême).

El lector ideal, si se lo cree al autor de Yo el Supremo, tendría que integrarse de lleno en la ficción y volverse él mismo un personaje de la ficción: “Variedad resignada del afán de interpretación. No podría hacerla un crítico literario sino volviéndose todo él un ser imaginario y disolviéndose en la realidad de la ficción.”, ([18], 33, Yo el Supremo). Tendría que re-escribir interiormente un segundo libro, un “genotexto” fruto de un “fenotexto”, (Kristeva, Rodríguez), que constituye una verdadera invitación a la creación: “Un lector nato siempre lee dos libros a la vez: el que tiene en sus manos y el que re-escribe interiormente con su propia verdad al tiempo que lee. Un solo libro ambos, pero diferentes entre sí.”, [263], 70, Vigilia del Almirante).

Bien se nota, como ya lo apunté en otras ocasiones, que el lector modélico dista mucho de ser un crítico literario, incapaz de disolverse en ficción, sino más bien un lector ingenuo y distraído, que reconstruye otra ficción, la suya, durante sus pérdidas de atención, o cuando vuelve a pensarlo, o cuando lee de nuevo:

“Primero, conviene recordar, que esta voluntad de Roa de parapetarse tras varias instancias narradoras, personajes, compiladores, cuadernos, manuscritos o crónicas de otros, coincide con la época de la Nouvelle Critique, encabezada por Roland Barthes, que pronosticaba la muerte simbólica del autor y el nacimiento de un nuevo lector, tipo lector modélico a la Eco… Sin embargo, los Padres Fundadores de la semiótica textual de los setenta difieren en algo de Roa, mientras ellos inventan a un lector ideal, que lo suple al autor y reinventa en cada lectura la obra leída, a Roa le gustan más los “lectores ingenuos”, (Roa Bastos, Nota de Toulouse, 1960, 17), que “los críticos sesudos”, de ahí tal vez mi obsesión maniática y magnética por su obra…

Un lector que identifique los diferentes ecos de su “libro-rizoma”, (Courthès, 2006, b) y los conecte entre sí, pero que no pretenda reconstituir todos los estratos de los palimpsestos de Roa. Un lector a quien le encante, con toda humildad, entender que no lo ha entendido todo, igual que al autor, un lector que salga de la lectura con una parte velada en la mente, con interrogantes permanentes sobre el Hombre y la Escritura, un Hijo de Hombre que tenga sus dudas y sus culpas como en la vida real, que entrevea en la realidad abrumadora de su Palabra, lo que es la ficción: “Escribir es despegar la palabra de uno mismo. Cargar esa palabra que se va despegando de uno con todo lo de uno hasta ser lo de otro. Lo totalmente ajeno (….) Escribir no significa convertir lo real en palabras sino hacer que la palabra sea real.”, (Roa Bastos, 1974, 121). Un lector que con sus metatextos incautos vaya alimentando la obra suya sin pretensiones, y vaya creando sus propias ficciones, siendo simples hipertextos de su Maestro; un lector que requiere de un autor que escribe por el otro y lo involucra en su utópica vorágine…”, (Courthès, 2006 c, 119)

Roa re-escribe y varía hacia lo infinito un libro único y múltiple a la vez, el lector de lógica también ha de multiplicar les lecturas: “La comprensión de un libro es a veces retrospectiva; el tercer libro es el que el lector recuerda.”, (Roa Bastos, [265], 71, Vigilia del Almirante).

El lector modélico en Roa se vuelve pues creador, (Courthès, 2006, b, c), va fomentando con sus relecturas, nuevas versiones de la obra, re-escribe el libro e incluso al autor: “Hay un cuarto libro, el de las relecturas a lo largo del tiempo. Diferentes versiones de un solo libro que gira como un calidoscopio en torno a la imaginación del lector.”, (Roa Bastos, [265], 71, Vigilia del Almirante).

A la postre, el lector se vuelve creador y por ende el endotexto se torna exotexto, un nuevo texto fruto de las relecturas y de los genotextos de los lectores activos, (Courthès, 2006, g), (Orlando, 2007).


VIII) El Autor y el texto ausentes

Así como el lector se vuelve autor, el mismo autor es el lector de su obra, una sola vez, en el momento en que la escribe, pero sobre todo lo escriben el lector y por tanto la sociedad, la cual al mostrar sus carencias y deseos, lo constriñe al autor a que escriba el libro que no encuentra en ninguna parte y del que el lector va a adueñarse por la singularidad de sus lecturas: “Un autor no escribe cualquier libro. Escribe el que quiere leer y no encuentra en ninguna parte. Entonces el autor escribe y es escrito.”, (Roa Bastos, [260], 70, Vigilia del Almirante).

Es ésta la primera manifestación de su ausencia, la cual de modo paradójico se manifiesta por una mayor presencia del lector. A Roa le encantaba jugar con ello, por ejemplo, en el excelente documental de Hugo Félix Gamarra del 2002, El portón de los sueños, no declarará acaso, -con extremo júbilo interno-, refiriéndose a Hijo de hombre: “En una de estas obras que me atribuyen….”, provocando sin falta la risa de los espectadores que saben su capacidad chistosa de poner de realce la ausencia de un autor, extremadamente presente….

Como ya lo apuntamos en el capítulo anterior, este autor que se mantiene tras el telón del acto de creación coincide con los postulados de la Nouvelle Critique y en especial de Roland Barthes. Resulta que Roa, muy sencillamente, los pone a prueba del texto, dando al conjunto de su obra un carácter casi apócrifo, incluso si sigue apareciendo como autor en la tapa del libro. Bastará con recordar acá que desde Miguel Vera hasta Félix Moral, pasando por el Supremo, en una perspectiva cervantina, Roa dio la ilusión maravillosa de un personaje-narrador que escribe su propio libro, dejándole al autor la porción congrua, y dándole al relato este increíble aspecto de autonomía.

De ahí el aforismo siguiente: “Ningún autor que se precie puede escribir un libro propio. Si es honrado debe desaparecer por completo en lo escrito.”, (Roa Bastos, [143], 51, Yo el Supremo), y no tenemos por qué extrañarnos de encontrar esta cita en la obra mayor de Roa, de tanto que la abrumadora presencia del personaje oculta y “casi convierte en superflua la persona de su propio autor.”, (R.B.Pujol, 16).

Por este mecanismo, que sólo los mayores alcanzan, el autor olvidándose de su ego, ya no aparece sino en segundo plano, puesto que son el lector y sobre todo la ficción, quienes al emanciparse, están en el candelero. El autor hasta llega a afirmar que en esta desposesión de la obra que va padeciendo, de parte del lector y sus narradores, termina desconociéndola, e incluso queda sin entenderla. Su ficción ya no es suya, se vuelve la ficción múltiple de los otros: “El autor es quien menos conoce su obra. Si la conociera la hubiese escrito de otra manera o no la hubiera escrito.”, (Roa Bastos, [15], 32, Yo el Supremo).

Una ficción que casi siempre es el fruto de sucesivas destrucciones, selecciones y variaciones, que este libro de metaforismos tiene el mérito de revelar con toda claridad. En efecto, antes de su publicación, no se podía abarcar lo profundo del palimpsesto, ahora le bastará al lector ejercitado, -el cual en este proceso se perderá-, que compare los aforismos publicados con su fuente ficticia, en el caso de El fiscal y Vigilia del Almirante, la diferencia es abisal.

No son pues certidumbres lo que nos lega Roa sino más bien un verdadero enigma, qué son y de dónde salen aquellos metaforismos que nunca se habían publicado en ninguna parte? A qué obra secreta y subterránea pertenecen?







IX) Escribir el Hombre

Si la escritura y todos los datos conexos ocupan el centro de este librito, hay otra entrada que sobresale, el hombre, y más aún la mujer, desempeñan un papel muy relevante.

En efecto, ¿de qué o de quién nos hablan estos metaforismos? Pues de modo paradójico, para un autor que rechaza su estatuto, nos hablan del mismo autor, en este “espejo primordial”, (R.B. Pujol, 18), es su propia cara la que va perfilándose.

Carlos Pujol incluso sostiene que se trata de una especie de ficción, compuesta de un colage de ficciones, sin trabazón narrativa, que terminan formando un autorretrato: “Todo eso, que originariamente formaba parte de sus novelas, desgajado en “metaforismos”, compone un nuevo corpus que no tiene ilación narrativa, pero que en su totalidad dibuja la silueta del escritor, acaba por ser como una larguísima e indirecta metáfora de sí mismo.”, ( R.B.Pujol, 19).

Lo seguro desde un punto de vista pragmático es que el lector sin horizonte de espera definido, o confrontado con varios al mismo tiempo, tiende a destacar estos metaforismos de su semiotopos ficticio original, (Ezquerro, 24), hasta el Supremo pasa por el trapiche de esta re-lectura específica. Por último, frutos de textos ausentes o presentes, y organizados según su propia coherencia: ‘escribir-yo-hombre-mujer-vida-muerte-Dios’, sin retomar necesariamente la cronología de los diferentes hipotextos, crean nuevas interpretaciones al tejer entre sí nuevos enlaces. Otra vez, a uno le tocaría inventar un nuevo concepto para decir esta capacidad transfinita para provocar la re-lectura, y finalmente, golpe supremo, para tejer su propia imagen, -cuando hizo de la ausencia su poética-, en filigrana…

En este afán endotextual de la escritura, es a sí mismo a quien el autor está buscando y son fragmentos de verdad suya los que deja que trasluzcan: “El hombre más sensato y más virtuoso lo es sólo en apariencia gracias a las locuras menores que se permite en privado.”, ([52], 38, Yo el Supremo). También cuando nos habla de “un hombre de edad avanzada, (que) estaba habitado por una juventud clandestina que le permitía jugar furtivamente al Rey David con adolescentes quinceañeras…”, ([60], 39, Yo el Supremo). ¿No será en realidad una alusión al abuelo de Félix Moral, que aparece luego en El fiscal, (Roa Bastos, 1996, 16), bajo los rasgos de Ezequiel Gaspar, mediante la cual el autor, otra vez, nos hablará de él, o de sus pulsiones atávicas?

Empero, de seguro es cuando nos habla de la mujer que Roa nos habla más de él, sin duda porque fue una de las mayores preocupaciones de su vida, de “su no siempre dichosa experiencia humana”, (Roa Bastos, 1993, 26), tal como la de Félix Moral, el personaje-narrador más autobiográfico de su obra, (Courthès, 2006 e).

En cuanto al hombre, en su acepción filosófica, cada vez lo encuentra menos humano, hasta los hombres dominantes no son sino hombres, y no dioses, como a algunos les encantaría demostrarlo. Hallamos en este último metaforismo uno de los pilares de su obra entera, “la imagen del hombre”, (Courthès, 2006 e) ocupa ahí un lugar céntrico, confrontado con sus límites y con Dios en Hijo de hombre, con su propio ego y locuras del poder en Yo el Supremo, con la mujer en El fiscal: “Los hombres más hombres no son más que hombres, y éstos cada vez menos hombres.”, ([53], 38).

De la Escritura al Hombre, a no ser que resulte ser al revés, la trayectoria toda de la obra de Roa vuelve a surgir en esta última obrita, bajo las múltiples facetas metaforísticas de un talento literario sin igual, ni siquiera entre los mayores escritores latinoamericanos…

09 01 2007










XII) Bibliografía

Courthès, Eric.


La ínsula paraguaya, Asunción, Universidad Católica, CEADUC, Biblioteca de Antropología Paraguaya, Vol. 49, abril de 2005, 88p.

a) « Le texte et ses liens dans quelques œuvres de Roa Bastos », París, Universidad de París IV La Sorbona, Cahiers du CRIMIC SAL, en prensa, 2007?

b) Lo transtextual en Roa Bastos, Asunción, Universidad Católica, CEADUC, Biblioteca de Estudios Paraguayos, Vol. 67, noviembre de 2006, 66p.

c) « El endotexto roabastiano », Asunción, Palabras, n°1, enero de 2006, pp. 114-120.

d) « La poética de la ausencia », Asunción, Última Hora, Correo Semanal, 29/01/06, 4-5.

e) “Una trilogía paraguaya tras otra”, Poitiers, CRLA de l’Université de Poitiers, Actes de la Jornada Roa Bastos du 14 janvier 2006, et à Asunción, Cátedra Libre Roa, Universidad Católica, en prensa en ambos casos, 2007?

f) L’insule paraguayenne, París, Le Manuscrit, marzo de 2006.

g) Le livre et autres délivres, París, Société des Ecrivains, marzo de 2006

h) “Augusto Roa Bastos: feminista en masculino», Asunción, Palabras n°2, julio de 2006, pp. 202-209.

De Cervantes, Miguel. El ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha, Madrid, Espasa-Calpe, Colección Austral, 1986.

Fante, John.

Demande à la poussière, París, Christian Bourgois, 1990, (1939).

Mon chien stupide, París, 10/18, 2002.


Genette, Gérard. Palimpsestes, La littérature au second degré, París, Editions du Seuil, Points Essais, 1982.

Giron, Luis Antonio. « Entrevista exclusiva com o escritor Augusto Roa Bastos”, Sao Paulo, Epoca, n°270, julio de 2003, http://giron.blogspot.com/2004_06_20_giron_archive.html

Maciel, Alejandro. El trueno entre las páginas, (diálogos entre Augusto Roa Bastos y Alejandro Maciel), Asunción, Intercontinental Editora, 2002.

Roa Bastos, Augusto.

« Le trou dans le texte (ou les pièges du sujet dans l’histoire, dans la fiction, et dans la critique littéraire) », conférence inédite, 1995?

Yo el Supremo, Madrid, Cátedra, Letras Hispánicas, 1974, (1987).

El fiscal, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1993.

Metaforismos, Barcelona, Edhasa, 1996, (introducción e índice temático de Carlos Pujol).

Los Conjurados del Quilombo del Gran Chaco, con Alejandro Maciel, Omar Prego Gadea,
Eric Nepomuceno, Buenos Aires, Alfaguara, 2001.


Rodríguez, Jaime Alejandro, “Hipertexto y literatura: una batalla por el signo en tiempos modernos”, http://javeriana.edu.co/Facultades/C_Sociales_virtual/publicaciones/hipertxt-lit/hipertexto_fcs.html

Orlando, Carolina, Memorias de escritor, Asunción, Universidad Católica, Bibloteca de Estudios Paraguayos, Vol. n°, 2007?

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Filmografía :

Courthès, Eric. Un país tras la lluvia, Saintes, Francia, documentaire, 26 minutos, sin difusión hasta hoy, 2001.

Gamarra, Hugo Félix. El portón de los sueños, Asunción, Fundación Cinemateca y Archivo Visual del Paraguay, 90 minutos, 2002.

Discografía:

Sosa, Omar. Prietos, Nueva York, OTA Records, 2001.

Zé, Tom. Jogos de armar; París, BMG France, 2002.