mercredi 8 avril 2009

MEMORIAS DE UN MUERTO: "EL VIAJE SIN RETORNO DE AMADO BONPLAND", "Exergos mortuorios y escripturarios", Eric Courthès



fotograma de la película sobre Bonpland de Luis Armando Roche, "Aire libre", 1996



MEMORIAS DE UN MUERTO: EL VIAJE SIN RETORNO DE AMADO BONPLAND








EXERGOS MORTUORIOS Y ESCRIPTURARIOS


“Cuando ya nada se puede hacer se escribe. Es el único modo de comprobar que uno existe aún en la fijeza mortuoria de la escritura.”, Augusto Roa Bastos, Metaforismos, (Yo el supremo ), Barcelona, Edhasa, 1996.
“No se ha sabido nunca si la vida es lo que se vive o lo que se muere. Lo único cierto es que no vivimos otra vida que la que nos mata.”, ibídem.
“Hasta el morir todo es vivir.”, ibídem, (Madama Sui).
“Vivir sólo cuesta vida.”, graffito anónimo en las calles de Montevideo, foto de Gustavo Castagnello.
“Todos morimos antes de que se nos acabe la vida. Hay algunos que mueren dos veces.”, Augusto Roa Bastos, ibídem, (Yo el supremo).
“Únicamente el semejante puede escribir sobre el semejante. Únicamente los muertos pueden escribir sobre los muertos. Pero los muertos son muy débiles.”, ibídem.
“El muerto siempre y en todas partes sufre por muy muerto que esté con mucha tierra y el olvido encima.”, ibídem.
“La gente reunida en torno al cadáver estaba atontada como al borde de algo que no había sucedido todavía.”, ibídem, (Madama Sui).
“A fuerza de morir tantas veces los personajes de los libros alcanzan una especie de relativa inmortalidad.”, ibídem, (El fiscal).
“Su no-vida tiene cien años. Pero está más vivo que yo. No ha nacido todavía. No espera, no desea nada. Está más vivo que yo. ¡Eh don Amado! ¡Eh usted es quien ahora me permite partir. Me deja partir liberado del sobreamor excesivo de la propia persona, que es la manera de odiar mortalmente en uno a todos.”, Augusto Roa Bastos, Yo el supremo, Madrid, Cátedra, 1987, (1974).
“Don Amadeo fue siempre hombre de estar en varios sitios a la vez. Lo que es una manera de tener varias vidas . Unos lo ven por Levante; otros por Poniente. Alguien asegura haberlo visto en el norte; alguien en el sur. Parecen muchos, distintos y distantes, pero uno solo y único hombre son.”, ibídem.
“Después de vivir tantas vidas, mi vida vuelve a comenzar.”, “Otra esquina”, del CD “Dos”, del grupo “Otros Aires”, palabras y música de M. Di Genova, Unión de Músicos Independientes, Buenos Aires, 2007.
“No hay más que el principio y lo que está antes del principio…”, (epitafio de Chepé Bolívar en su propia caja), Augusto Roa Bastos, Moriencia, Cuentos completos, Asunción, El Lector, 2003, (1969).
“La muerte pasa rápido Ramón, pero es ese después lo insoportable. Nadie puede esconderse frente a la muerte.”, Cándida a Ramón, (Georgina Genes a Ramón del Río), Hamaca paraguaya, Paz Encina, Paraguay, 2006.
“Yo también morí en aquel momento.”, Javier Sampedro, (Javier Bardem), Mar adentro, Alejandro Amenábar, España, 2004.
“Mi vida me sienta mal; tal vez me caiga mejor mi muerte.”, François-René de Chateaubriand, Memorias de ultratumba, prefacio testamentario de 1833, 1848.
“La muerte es un idioma contra el que se ha nacido./ Aunque nadie jamás podrá enseñármelo, /no quiero llegar mudo hasta al final./ Nombrarla es la renuncia y es el éxito./ Digo morir y soy el primer extranjero de mi lengua”, Andrés Neuman, “La palabra sin patria”, El tobogán, Buenos Aires, Hiperión, 2002.
“No, para nada, no, no me arrepiento de nada, que mi vida, mis alegrías, hoy en día empiezan contigo.”, Edith Piaf, “No, no me arrepiento de nada”, palabras de Michel Vaucaire, música de René Dumont, 1960.
“Yo creo en la fuerza de los espíritus, nunca los voy a dejar.”, François Mitterrand, 1996.
“No se inventa nada. Sólo pequeñísimas variaciones de lo ya dicho y escrito, leído y olvidado.”, Augusto Roa Bastos, Metaforismos, (Yo el supremo).
“Lo que imaginamos existe.”, Alberto Monteagudo, “El arca de Húmboldt y Bonpland.”, http://mipagina.cantv.net/integrate/relato9.htm
“En este no ver de tanto querer ver, anhelaba que lo que estaba imaginando fuera mentira, y que lo que estaba imaginando destruyese lo imaginado.”, Augusto Roa Bastos, Metaforismos, (Contravida).
“Uno como escritor está siempre como dando cuerda y la literatura, de lo que trata en realidad, es de crear organismos vivos. Aún dentro de la letra muerta que es la escritura.”, entrevista de Augusto Roa Bastos por Ana Ribeiro, Asunción, 1998, http://laisladeroabastos.blogspot.com/search?updated-min=2008-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2009-01-01T00:00:00-08:00&max-results=15
“Eric escribe.”, Elixène Courthès, marzo de 2008.
“Escribo, para olvidarme de que en mi vida, ya me morí.”, el autor, marzo de 2008.
“Mi Amadis de Gaula, el muerto mío, me ha devuelto la vida.”, el autor, marzo de 2008.
“En la escritura de la muerte del Otro, en su ego reencarnado, he amado, viajado e investigado por poderes, pero también huí de los solapados solipsismos de la soledad y a la vez hice callar a todos mis detract-autores.”, el Usurp-Autor, marzo de 2008.
“La mayoría de los vivos han muerto, porque no estaría vivo?”, mi Bonpland, marzo de 2008.
“Hace falta vivir menos, ya estoy muerto de pies a cabeza. …Pero la vida y la muerte entran en nuestras vidas nos guste o nos disguste; si los echás por la puerta, vuelven por la ventana.”, Alejandro Maciel, Culpa de los muertos, Barcelona, Ediciones Rubeo, 2008
“Sólo donde hay tumbas la resurrección es posible.”, Augusto Roa Bastos, Metaforismos, (El fiscal).
“…un día pagué un funeral por tu muerte, así que estás muerto.”, Bigas Luna, Alberto Sierra, (Eduardo Fernández), Son de mar, 2001.
“Sobrepasado el fin de todo, había que seguir hasta la última supuración de la voluntad.”, Augusto Roa Bastos, Metaforismos, (Contravida).
“Todavía las muertes juntas /custodiaban su vida: / la bota de cien leguas de la lluvia perenne;/ el universo azul de las orquídeas/ y el aire potente de los infiernos verdes. /, « Responso », Poesías completas y otros textos, Asunción, El Lector, 1996, (1947).

“Hay un condado de Húmboldt en el estado de Iowa…una Bahía Húmboldt en Canadá. … También una corriente con su nombre… El mundo en cambio para mí…tiene el lenguaje de la muerte. No me habló Dios de entre la zarza ardiente…Nunca fui poseído por el Otro. No se me multiplicaron los espejos.”, Humboldt y Bonpland, taxidermistas. Tragicomedia con naturalistas en dos actos. », Ibsen Martínez, 1981, en Kohut, Karl, “Un homenaje irónico a Humboldt y Bonpland”, Humboldt n° 126, Bonn, Inter Nationes, 1999.

“Tres de la tarde. Con el mismo pretexto de una reparación, hemos conseguido nuevamente deslizarnos con Muleque a la azotea. Es asombroso. Allá abajo continúan estando ellas, impávidas, obcecadas, en esa tierra de nadie, preñada de muerte, reverberante y sombría a la vez; allí y en todos los otros lugares donde se han reunido a impulsos de esa especie de confabulación que se ha propagado como una onda magnética. … Tenemos … que transmitir la noticia… lo último fue ya apenas el gorgoteo de un estertor. Me costó cerrar los párpados en ese rostro que alumbraba la sonrisa de un muerto. Después bajé corriendo.”, Augusto Roa Bastos, « La rebelión de las mujeres », El baldío, 1967, (1960).

“El trueno cae y se queda entre las hojas. Los animales comen las hojas y se ponen violentos. Los hombres comen los animales y se ponen violentos. La tierra se come a los hombres y empieza a rugir el trueno.”, Augusto Roa Bastos, El trueno entre las hojas, 1959, (1953), exergo sacado de una leyenda aborigen.

“Ya no hay nada que hacer, la muerte se hace sentir.”, Ramón en La hamaca paraguaya.


“Por otro lado, mucho de lo que el hombre hace y es, tiene lugar en virtud de una frecuente intención de traspasar los límites impuestos por la muerte; el hombre es el único ser que ha soñado con ser inmortal.”, Etología humana, Animalidad versus Humanidad del Hombre », Carlos Benjamín Serrano, Corrientes, 2008
“La muerte hace preciosos y patéticos a los hombres. Estos conmueven por su condición de fantasmas.”, El inmortal, Jorge Luis Borges, en Etología humana.
“Lo que más al hombre destaca de los demás animales es lo de que guarde, de una manera o de otra, sus muertos sin entregarlos al descuido de su madre, la tierra todoparidora; la pobre consciencia huye de su propia aniquilación y así que un espíritu animal, desplacéntandose del mundo, se ve frente a éste, y como distinto de él se conoce, ha de querer otra vida que no la del mundo mismo.”, El sentimiento trágico de la vida, Miguel de Unamuno, en Etología humana.
“¿Qué es el cerebro humano sino un palimpsesto inmenso y natural? Mi cerebro es un palimpsesto y también el tuyo, lector. Innumerables capas de ideas, de sentimientos, han caído sucesivamente sobre vuestro cerebro tan suavemente como la luz. Pareció que cada una de esas capas sepultaba a la precedente pero ninguna en realidad ha perecido.”, Suspiria de profundis, Thomas de Quincey, en Palimpsestomias, Carolina Orlando, sin publicar hasta hoy.
“¿Por qué sigo vivo?, me preguntan. Lo mismo que yo le preguntaba a Lía pero las preguntas sobre la vida y la muerte no son verdaderas ni falsas: son impropias, decía Hume. (…) Nunca estamos demasiado cerca de la verdad, Agop; nunca estamos demasiado lejos tampoco. Somos lo que hacemos y yo no amo en ningún tiempo verbal; tampoco odio, casi todo me resulta indiferente desde que me enfrenté a la muerte. (…) Ella buscará su propio fin porque el mío ya llegó. Pero antes de irme para siempre vivo esta agonía de ideas.”, Culpa de los muertos, Alejandro Maciel, Barcelona, Rubeo, 2008.
“Escribo para convencerme de estar vivo. Y aún así, créame [estimado personaje] que me cuesta.”, ibídem.
“Cuando el tabú del sexo se desmoronó el lúcido Occidente descubrió que le quedaba un tabú mucho más intrigante y doloroso, la muerte es una montaña comparada con el sexo.”No sólo no nos enseñan a vivir, tampoco nos enseñan a morir cherí.”, ibídem.
“Ay, hombre, si supieras lo débil que es cualquier amor frente a la muerte, es una hoja seca en poder de una tempestad.”, ibídem.
“El miedo a la muerte total fundó todas las religiones todas las religiones de la tierra, ya lo dijiste, y los mausoleos y las catedrales. Nos aferramos desesperadamente al hilo de vida y por alguna confusión nefasta creemos que en el yo está la clave de la existencia, en el yo nos adoramos, nos veneramos y escribimos porque en el fondo pensamos que dejando un testimonio seguiremos estando más allá de la muerte física. Pero nadie muere más ni menos, vencer a la muerte es un espejismo don autor.”, ibídem.
“Todo sea para conseguir algún alivio en ese campo de batalla donde se enfrentan ejércitos pero los verdaderos beligerantes son la vida y la muerte.”, En ese laberinto llamado ciudad, José Perez Reyes, Bogotá, Andrés Bello, 2004
«Sin el trabajo no viviría pero si no escribo me muero.”, José Perez Reyes, Semanario E’a, Suplemento El baldío, Asunción, agosto de 2008.
“”Joe Slater ha muerto.”, me dijo la voz de terror que se me llegaba de más allá del muro del sueño.”, Par delà le mur du sommeil, Howard Phillips Lovecraft, Paris, Denoël, 1956.
“- ¡Vaya cretino, Warren está muerto!”, Démons et merveilles, H.P. Lovecraft, Paris, 10/18, 1973.
“No se sabe nunca cuándo se nace: el parto es una simple convención. Muchos mueren sin haber nacido; otros nacen apenas, otros mal, como abortados. Algunos, por nacimientos sucesivos, van pasando de vida en ida, y si la muerte no viniese a interrumpirlos, serían capaces de agotar el ramillete de mundos posibles a fuerza de nacer una y otra vez, como si proveyesen una reserva inagotable de inocencia y de abandono.”, El entenado, Juan José Saer, Buenos Aires, Seix Barral, 2008, (1983).
“El acoso moral y sexual le quitó el lugar al Amor Libre, la Muerte a la Vida, la soledad letal de la Escritura a la Seducción y la Amistad…”, el Usurp-Autor.
“Ninguna vida humana es más larga que los últimos segundos de lucidez que preceden a la muerte.”, El entenado.
“El hombre es el único ser del reino animal capaz de trascender su envoltura mortal; incluso diría yo que es justamente esa capacidad a trascenderse a sí mismo que lo hace hombre.”, El solitario de Santa Ana, Luis Gasulla, Buenos Aires, Rueda, 1978.
“…Usted insiste, mi muy estimado colega y amigo, en recoger antecedentes sobre mi zarandeada existencia, como si yo, realmente, mereciera el honor de trascender a mi inevitable fin.”, ibídem, carta de Amado Bonpland a Pedro de Angelis, Sao Borja, 10 de marzo de 1848.
“Si no me quedaran más que cinco minutos de vida, aquellos cinco minutos me resultarían en extremo más ricos que todos los de mi pasado. […] La muerte no es el sueño eterno sino el comienzo de la eternidad.”, Le pêcheur d’orchidées, Philippe Foucault, París, Seghers, « Etonnants voyageurs », 1990.
“Oigan cómo en mis adentros me lo remueve todo, como si de verdad desfilara todo mi pasado.”, Edith Piaf, « Padam…Padam », letra de d’Henri Contet y música de Norbert Glanzberg, 1951.
“Dentro de sus memorias me quedaré cual el hombre libre de los esteros.”, mi Bonpland.
“La primavera reía sobre las tumbas, cantaba en el buche de los pájaros, ardía en los retoños vegetales, proclamaba entre cruces y epitafios su jubilosa incredulidad acerca de la muerte. Y no había lágrimas en nuestros ojos ni pesadumbre alguna en nuestros corazones porque dentro de aquel ataúd sencillo (cuatro tablitas frágiles) nos parecía llevar, no la pesada carne de un hombre muerto, sino la materia leve de un poema concluido.”, Adán Buenosayres, « Prólogo indispensable », Leopoldo Marechal, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968, (1948).

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